La llegada de Samuel García al gobierno de Nuevo León representó una cuarta oportunidad que los ciudadanos daban a los políticos. Después de años en el poder, el PRI perdió credibilidad y allanó el camino para el arribo del PAN al poder; en el 2015, un ex priista disfrazado de independiente gobernó el estado.
En los últimos meses se percibe una enorme polarización entre las diferentes fuerzas políticas. El joven mandatario se ha confrontado con priistas y panistas en el Congreso, que el miércoles le reviró quitándole el control de la Unidad de Inteligencia Financiera estatal, y van también por el órgano tributario (milenio.com 16/06/22).
La disputa entre el gobernador y los diputados tiene su origen en el intento de “reclutar” alcaldes y legisladores para sumarlos a Movimiento Ciudadano. Entre ambos hay acusaciones sobre quién arrojó la primera piedra.
En un artículo publicado hace unos meses por el investigador de la UDEM, Daniel Javier de la Garza Montemayor, hace un análisis sobre “La cuarta alternancia en el estado de Nuevo León desde la transición a la democracia: redes sociales, polarización, identidad regional y rebelión contra el centralismo”.
En sus conclusiones señala que Nuevo León es un estado atípico en materia electoral, debido a que los votantes han apostado de manera consistente por la alternancia, aunque ésta no haya sido lo mejor para el estado.
Como bien lo afirma el investigador, el manejo de las redes sociales por parte de Samuel llamó la atención del electorado, que ante la gran decepción causada por Jaime Rodríguez Calderón, decidió darle la espalda a los partidos tradicionales.
El problema es que el Nuevo Nuevo León parece estar peor que los anteriores. Ahora los políticos que regularmente resolvían sus diferencias a través del diálogo y la negociación ahora andan enfrascados en pleitos callejeros.
Mientras eso sucede, en las calles los ciudadanos protestan porque no hay agua en sus casas, además de la creciente inseguridad y la falta de oportunidades. En alguien debe caber la cordura porque de lo contrario como en la Universidad la cuarta oportunidad puede ser la última.
Miguel Ángel Vargas