Cuando cursaba el cuarto semestre de la prepa, y ya casi para entrar a la Universidad, estaba convencido que debía estudiar Derecho. En aquellos años pensaba que a través de la abogacía podría ayudar a la gente de escasos recursos.
Luego me decanté por el periodismo y no me arrepiento, porque gracias a esta noble profesión he aprendido que la responsabilidad social de los medios de información implica ser factor de cambio de la sociedad.
Por eso me preocupa la inestabilidad que se vive en la Facultad de Leyes de la UANL, a raíz del proceso electoral que hace unas semanas ganó Mario Garza, y dejó inconforme a Manuel Acuña y a la gente que lo apoyaba.
La Junta de Gobierno de la Máxima Casa de Estudios ya validó la elección en una sesión realizada el pasado 16 de marzo, y le dio aviso al rector Santos Guzmán, con lo que se cumple el protocolo y queda firme.
El equipo legal de Acuña interpuso una demanda de amparo, y un juez federal pidió revisar el proceso, aunque en el mismo señala que “sin que, en términos del Artículo 131 párrafo segundo de la Ley de Amparo, el otorgamiento de la suspensión tenga por efecto modificar o restringir derechos”.
Sin embargo, este recurso no es concluyente, porque la resolución del mismo magistrado aclara que “no surtirá efectos si a la fecha ya se hubiera elegido el director por la Junta de Gobierno”.
Esto quiere decir que el recurso se interpuso fuera de tiempo, por lo que legalmente no procede, y eso lo cita el mismo documento emitido por la justicia federal.
De tal manera que Mario Garza deberá tomar posesión el próximo 14 de mayo, y por el bien de la institución, los alumnos y maestros deben dedicarse ahora a seguir con sus actividades.
El proceso ya concluyó, y aunque Acuña esté en su derecho de impugnarlo, lo debe hacer dentro de los cauces legales, y eso lo sabe perfectamente porque tiene mucha experiencia y un prestigio que cuidar.
En una facultad donde los estudiantes están adquiriendo las herramientas para hacer ver la legalidad, los directivos no pueden seguir disputando el poder y poniendo el mal ejemplo.