Definitivamente la diplomacia no es lo de este gobierno, una serie de escándalos han girado en torno a las relaciones de México con el mundo, donde ha salido a relucir la inclinación por países donde reinan las dictaduras y son continuas las violaciones a los derechos humanos, en tanto se enemista con países que no solo figuran como principales socios comerciales, sino también hermanamientos culturales y entre los pueblos.
La invitación del presidente cubano Miguel Díaz Canel, heredero de la dictadura de los Castro, Fidel y Raúl, encendió los focos de alerta, no por tratarse de Cuba, sino por el régimen que representa, luego vino el anuncio de “hacer una pausa” en las relaciones con España, cuando México no sólo es uno de los principales socios comerciales sino que también en algún momento llegó a ser refugio de españoles que pelearon contra la dictadura franquista, y no dejemos de fuera la ridícula petición de disculpas por la conquista de México.
Pasamos a la posición timorata del gobierno mexicano a la hora de condenar la invasión de Rusia a Ucrania, y el desplante de diputados de partidos filiales de Morena que en pleno conflicto realizaron una hermandad con el país acusado de violentar a una nación en la que se han perdido miles de vidas inocentes.
Recientemente dos temas salieron a la luz pública de viva voz del ex presidente Trump, el supuesto amago que llevó a obediencia del gobierno de México a exigencias de Estados Unidos para poner gratis a elementos del Ejército a resguardar la frontera y la supuesta intención de Donald Trump de bombardear objetivos criminales en nuestro país.
Ahora vuelve a poner de puntas a nuestro principal socio comercial y vecino, Estados Unidos, al escalar un peldaño más en la defensa de gobiernos dictatoriales como Cuba, Nicaragua y Venezuela, al asegurar que no asistirá personalmente a la Cumbre de las Américas si no se invita a estos países, excluidos no por ser latinos, sino como una forma de rechazo ante las acciones de sus gobernantes.
¿A dónde quieren llevar al país con tantos desaciertos? seguro que a buen puerto no lo será.
Miguel Ángel Puértolas