Lejos estamos de pensar que fue un éxito la alianza opositora Va por México, y tiene una sencilla explicación, parece ser que los mexicanos por fin empezamos a tener memoria y difícilmente se perdonará a estos partidos las faltas, las promesas no cumplidas y los altos niveles de corrupción que se dieron cuando cada uno de ellos alcanzó el poder.
Prueba de ello es que si bien es cierto lograron un mínimo avance en la integración de la Cámara de Diputados, en 11 de 15 estados en disputa las preferencias se inclinaron hacia Morena y sus aliados, que en realidad se han convertido rémoras del partido en el poder, pues difícilmente en la mayoría de los puestos en disputa le han aportado sufragios significativos a su alianza, la gente votó por Morena sin tomar en cuenta las siglas de sus socios electorales.
El PRI, que pareciera mimetizarse de repente y sentirse atraído por convertirse en otra rémora de Morena, no logró un solo triunfo en ninguno de los estados, un caso emblemático de una entidad donde Morena parece ser no tendrá cabida en primer lugar y en segundo prefieren cualquier otra opción que no sea el PRI y el PAN es Nuevo León, al menos en lo que respecta al gobierno del estado, pues primero votaron por un independiente en este caso Jaime Rodríguez Calderón “el Bronco” y luego por un partido que tradicionalmente no pintaba en aquella entidad como es Movimiento Ciudadano para dar el triunfo a su candidato Samuel García.
Ahí está un claro ejemplo de la decepción mostrada respecto al partido gobernante y a los partidos tradicionales situación que se replicó en muchas entidades donde el PAN por ejemplo tuvo que hacer alianzas con otros partidos políticos para poder conseguir posiciones como las gubernaturas de Querétaro y Chihuahua, donde fue en alianza con el PRD.
Entre 1994 y 2018, es decir los últimos 24 años fueron la debacle para los partidos tradicionales que vieron caer sus tiempos de gloria en un atolladero del que difícilmente van a salir, y prueba de ello fue el pasado proceso electoral. Pero también no hay que perder de vista que empieza a crecer el rechazo hacia Morena, pues además de Nuevo León, la Ciudad de México fue una clara muestra de ello, no se diga Guanajuato que se ha convertido en una barrera impenetrable para Morena al menos en las últimas dos elecciones. _
Miguel Ángel Puértolas