No es posible que asuntos tan relevantes se tomen a broma desde el púlpito oficial de Palacio Nacional, resultó aberrante ver que en el momento en que nuestros socios comerciales más importantes dentro del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) anuncian una serie de acciones ante la negativa del gobierno de México de atender violaciones en materia energética, nuestro representante ante el mundo, el jefe del Ejecutivo se atreva a contestar con una canción ramplona y riéndose de la situación.
“Uy qué miedo”, se escuchó durante la conferencia de prensa ofrecida por el Presidente de México, mientras se reía de este asunto que pone a temblar a productores agrícolas, por ejemplo, y más de un exportador mexicano cuyos principales ingresos dependen de los productos enviados a los vecinos del norte, seguro que el Presidente no tiene miedo, pues no está en juego nada para él, pero sí para cientos de empresarios y trabajadores mexicanos.
Ahora que tanto Canadá como Estados Unidos comenzaron la defensa de sus intereses y de sus empresas energéticas en México dadas las acciones del gobierno que insiste en el monopolio del estado lo que contraviene apartados básicos del TMEC, es tomado como un chiste en la mañanera mientras empieza a correr el plazo en el que se tomarán decisiones que en caso de ser desfavorables para nuestro país, los afectados pudieran imponer aranceles a los sectores exportadores que más dependen del TMEC, como el de agricultura, ni más ni menos.
¿Es en serio? Ahora entiendo la ligereza con la que se gobierna este país en donde la opacidad y la defensa de los criminales están por encima de la defensa de los intereses de las clases trabajadoras y de quienes se encargan de generar riqueza. Una ligereza que los seguidores del movimiento de la cuarta transformación aplauden sin ton y son viendo a su líder como alguien que proclama que los gobiernos del mundo y sus socios comerciales, le hacen los mandados.
Ya llegará el momento de rendir cuentas… espero que cuando esto suceda, no sea ya demasiado tarde.