Un comentario que he oído en estos días de manera constante es referente al descaro con el que hoy actúan los políticos emanados de la 4T quienes se han pasado por el arco del triunfo las leyes y disposiciones de las autoridades electorales que ellos mismos siendo legisladores aprobaron en su momento.
Borregos del sistema, adoradores de la imagen del primer moreno del país dejaron del lado el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan para hacer promoción de un ejercicio que poco tiene de ciudadano y mucho de estrategia política del partido en el poder.
Ahí vimos a secretarios de estado, encabezados por el de Gobernación, Adán Augusto López, haciendo promoción de la consulta del domingo, incluyendo al general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, a bordo de un avión que era propiedad de la extinta Policía Federal, que dirigió Genaro García Luna, hoy preso por varios procesos en Estados Unidos, para promover la dichosa revocación de mandato.
El Instituto Nacional Electoral (INE) ya emitió medidas cautelares contra el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y otros 11 funcionarios, por promover el ejercicio de la revocación de mandato durante el fin de semana en Sonora y Veracruz, cosa que parece les importa poco, pues aún así otros tantos funcionarios se congregaron en el mitin político en favor de una ratificación inexistente, encabezados por la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum, quien aspira a la candidatura presidencial, al tiempo que amenaza al INE y se burla del organismo encargado de vigilar los procesos electorales.
Sí, en tiempos pasados había acarreos, sí, también se hacían actos en apoyo a las decisiones del Presidente y partidos en turno, sí había casos de corrupción y sí, no podemos negar que también se violaba la ley, con la salvedad que no lo andaban presumiendo, y no es que esté a favor de ello, el tema es que la ley es la ley aunque a algunos no les guste y la tienen que respetar.
Decían en el rancho que estaba bien ser marranos… pero no trompudos…
Miguel Ángel Puértolas