Este 15 de septiembre celebramos un aniversario más desde que México inició su lucha, cuando a la puerta de la parroquia de Dolores, el cura Miguel Hidalgo y Costilla hizo el llamado a levantarse contra la corona española buscando liberar a la Nueva España de la opresión del país conquistador.
Sin embargo, pese a que nos convertimos en una nación independiente seguimos siendo esclavos de vicios que no dejan que nuestro país alcance la gloria que merece. Uno de ellos es la corrupción, nuestro país arrastra este lastre por los altos índices de impunidad que han privado desde siglos atrás, una corrupción casi inherente que además es altamente tolerada desde quien esté en el poder y sumamente cuestionada desde la oposición, que al llegar al poder simplemente se sirve de lo ya existente.
Somos esclavos de la baja solidaridad, de la poca participación ciudadana, que no nos deja ver que quienes hacemos al país somos millones de mexicanos, que tenemos el gobierno que tenemos porque así lo decidimos, por acción o por omisión, cuando decidimos ir a las urnas votar y ejercer el derecho constitucional a designar a nuestros gobernantes o por simplemente dejar que un porcentaje menor de quienes gozamos de este privilegio sean los que decidan por nosotros.
Esclavos también somos de la pobreza, los dos grandes movimientos que llevaron a miles de mexicanos a perder la vida como fueron los de Independencia y la Revolución Mexicana, tuvieron como fondo el romper no solo las cadenas de la esclavitud sino también de llevar justicia y equidad a quienes no tenían acceso a una vida digna, después de esas luchas, en las que los pobres fueron carne de cañón, hoy tenemos como resultado más de 50 millones de mexicanos en esa condición.
Pero la esclavitud más reciente que ha llegado a nuestra nación es la de la violencia, generada por mafias, no del poder, pero sí con poder, para corromper, imponer autoridades, adueñarse de extensiones territoriales y dominar el mercado de las drogas, la extorsión, el secuestro la trata de personas, el huachicoleo y muchas variantes más de negocios ilícitos, que ningún gobierno de ningún partido ha sido capaz de controlar.
En efecto nos liberamos del “yugo español” hace 212 años, nuestros héroes nos dieron la posibilidad de ser independientes y hacer de este lado del mundo una nación que está muy lejos de ser “la nación independiente humana y generosa” como lo cita nuestro juramento a la bandera.