Qué pensaría usted si en una empresa existe una alta rotación de personal, sobre todo en áreas estratégicas y en direcciones de área, supongo que lo primero que le vendría al pensamiento es que hay un problema serio y que es totalmente inadmisible estar cambiando de cabezas constantemente pues esto va en detrimento de la continuidad a los proyectos y tal vez habla de una mala planeación y selección de personal. Conforme avanza el mes de octubre, en el ambiente de las calles, escuelas y algunos centros de trabajo abundan los adornos y motivos alusivos al sincretismo del prehispánico Día de Muertos, el mestizo Día de Todos los Santos y el subsecuente Día de los Fieles Difuntos o el Halloween. A decir verdad, desde hace semanas en los centros comerciales ya se adelanta la fecha –como desde ahora pueden adquirirse adornos navideños e incluso
Algunos especialistas consideran que la alta rotación de personal se debe principalmente a que el trabajo no era lo que esperaban, no recibieron entrenamiento o retroalimentación, no les dan la oportunidad de un buen balance entre la vida personal y el trabajo. Pero también se encuentran como causas que no se llevaban bien con el jefe, no pueden ejercer sus conocimientos y se ven sometidos por quienes se encuentran en posición de mando o simplemente no se sienten apoyados o apreciados.
¿Por qué le expongo lo anterior?, porque me parece que hay un grave problema en el gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que los cambios constantes en cabezas principales dejan claro que o no se ha seleccionado al personal más eficiente o simplemente salen por la puerta de atrás todos aquellos que pretenden hacer las cosas bien o cuando menos derechas y al no ser del agrado de su jefe simplemente les dicen adiós.
En otros casos salen a cumplir los designios del jefe especialmente a parya roscas de Reyes- y las flores de cempasúchil –muchas de ellas de origen chino- ya coexisten con las calaveras de azúcar, los alfeñiques, brujas y mons- truos de todo tipo. En este contexto, conviene hacer una pausa para acercarnos a un hecho tan real como inevitable: la muerte misma. Como cada año, en más de algún medio de comunicación masivo se difundirá, a la par de la nota acerca de los panteones abarrotados, el reportaje cajonero de cuánto cuesta morirse. Nos dirán que un servicio funerario puede ir desde los más básicos y rudimentarios –proporcionados por negocios familiares que a duras penas cumplen las regulaciones- que parten desde los 25 mil pesos, sin incluir trámites ni derechos inherentes al sepelio, hasta los más sofisticados que pueden sumar cientos de miles de pesos. Pero lo que no cambia es la falta de previsión al respecto por parte de la población: por algo la sabiduría popular ha acuñado la expresión “ni en qué caerse muerto” para retratar la condición de aquel que no tiene patrimonio, ticipar en procesos electorales como ha sucedido en gubernaturas, ya vimos el caso de Sonora. Alfonso Durazo, ex secretario de seguridad, ahí tiene a Delfina Gómez para el Estado de México a donde mandaron también a Horacio Duarte quien hasta ayer se desempeñó como titular de la Administración General de Aduanas para apoyar la campaña de Morena.
Claro que los discípulos no se van por la puerta de atrás se van por la grande como fue el caso de Duarte según lo dijo el propio presidente ayer “Horacio me ha entregado su renuncia, porque va a otra tarea, y no queríamos que se fuera por la puerta de atrás”, tras reconocer el trabajo del funcionario en su administración.
Preocupa sin duda tal rotación, misma que no ha cesado desde el inicio de la administración y que en apariencia será una constante hasta el cierre de la misma, denota desorden y el regreso de lo que han criticado, la Presidencia omnipotente. Los cambios con lógica con buenos, por capricho nos conducen al desastre.
Miguel Ángel Puértolas