Basta tomarse unos minutos de remembranza para darse cuenta que no importa quién llegue al poder, es evidente el espíritu cuasi monárquico absolutista de nuestros presidentes, y en sus frases darnos cuenta que no hay gran diferencia entre la línea seguida por los titulares del Ejecutivo y nos podemos explicar en gran medida por qué el país está sumido en esta eterna crisis.
No pretendo hacer un análisis del discurso presidencial, simplemente traer a la memoria frases tristemente célebres de nuestros mandatarios en las que nos dejan claro el sello de su administración.
Con su “Ni los veo ni los oigo”, Carlos Salinas de Gortari dejó en claro su postura frente a cualquiera, no solo al PRD o la izquierda mexicana, que estuviera en contra del sentido de sus decisiones o su política.
Ernesto Zedillo soltó a una indígena que le ofreció una artesanía el “No traigo cash”, reflejo de la enorme distancia que tuvo su mandato de la gente y sus necesidades, la macroeconomía por encima de la economía de la población.
“Los mexicanos hacen los trabajos que ni los negros quieren hacer”, dijo Vicente Fox al tratar de defender a los migrante mexicanos quien tenía una enorme capacidad de resbalar a la hora de expresar una idea y generar confusión, como en muchas de sus decisiones contradictorias en su gobierno a lo que ofreció como candidato y primer presidente salido de la oposición.
Tal vez una de las frases icónicas de Felipe Calderón fue aquella de “haiga sido como haiga sido” al hablar de su posible triunfo cuando se le cuestionó el camino para llegar a la presidencia en una campaña basada en el miedo de la población.
“No soy la señora de la casa”, expresó durante la campaña presidencial, Peña Nieto, cuando se le cuestionó sobre el precio de la tortilla, lejanía de la sociedad, y ajeno a los problemas del país como siempre se manejó, y “La corrupción es cultural”, hecho que quedó fehaciente.
“Abrazos, no balazos” soltó el presidente Andrés Manuel López Obrador al hablar de su política contra la inseguridad, mientras se militarizaba la seguridad pública y “Yo tengo otra información” la salida constante a datos reales contra los supuestos del mandatario. Nos habla de esa tendencia presidencial de tomar el poder y también la verdad absoluta.
