La discusión de la Reforma Eléctrica enviada por el Presidente para su estudio y dictamen al Poder Legislativo será un excelente termómetro para ver el alcance de la operación de los principales cuadros de la 4T en impulsar una reforma constitucional de cualquier tipo. Ya veremos si son suficientes los llamados a la oposición a la rebeldía y el trabajo de convencimiento de cualquier tipo para lograr el objetivo del titular del Ejecutivo.
Un fracaso en las negociaciones y las presiones que desde el poder se hagan dejará en claro que las cosas poco van a cambiar y si esta reforma no pasa, no habrá reforma a la Constitución que llegue a buen puerto propuesta desde el gobierno, y vaya que intenciones de modificar la Carta Magna son muchas, pues después de esta reforma que ha unido a la oposición en un solo sentido viene otra pretendida con injerencia directa en el 2024 como es la Reforma Electoral, también propuesta desde el Gobierno Federal.
Por primera vez no solo esta reforma a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales viene desde el Ejecutivo, cuando antes venía de la oposición, desde donde fue impulsada por quienes hoy están en el gobierno, sino que además por primera vez se propone previo a una elección presidencial. Si la reforma eléctrica no pasa, como hasta el día de hoy parece ser, no pasará ninguna iniciativa que pretenda modificar la Constitución.
Por eso es relevante ver qué va a suceder con esta iniciativa, pues veremos los alcances de la 4T en materia de reformas constitucionales, y sabremos también si no hoy, al paso del tiempo quienes cedieron a la tentación que ofrece el poder, en donde hemos visto un claro maiceo de quienes cambian de bando para complacer a quienes detentan el poder.
No sería la primera vez que surjan los judas de sus bancadas en la oposición, que por ejemplo tras las reformas impulsadas por el ex presidente Peña hoy están en la cárcel por aceptar sobornos para ello. La fórmula no cambia y la corrupción es grande.
Miguel Ángel Puértolas