Es evidente que será tema de la mañanera la marcha contra la propuesta de reforma electoral presentada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, una en la que cientos de miles de mexicanos salieron a manifestar su postura, una que seguramente no será tomada en cuenta por no formar parte de las consultas a modo realizadas desde el Ejecutivo Federal, en las que por cierto ha sido utilizado con un éxito sin precedentes el Instituto Nacional Electoral, que si bien no quieren desaparecer sí buscan refundar.
Resultó, por ejemplo, un total insulto a la inteligencia el cálculo hecho por el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, quien pese a lo contundente de las imágenes aseguró que entre 10 mil y 12 mil personas asistieron a la marcha por la democracia cuando cálculos conservadores hablaban de cuando menos medio millón de personas.
Pero seguro será la tónica de la posición del partido en el gobierno federal y que tiene la mayoría en el Poder Legislativo, para ellos las manifestaciones de los ciudadanos que no son de su corriente (corriente) política no merecen ser escuchadas porque como lo dice su pastor desde el púlpito nacional, son movimientos fifís, organizados por neoliberales y enemigos de su gobierno que lo que buscan es desestabilizar al país.
Eso no debe de desmotivar las manifestaciones, al contrario debe incentivar aún más el tono pacífico, ejemplar y cero beligerante de la voz ciudadana y de la acción de quienes queremos hacer de México un país mejor. Y no estamos en contra de las mejoras, claro que nuestro sistema político y democrático puede tener reformas que lo lleven a ser mejor y sabe que un mal augurio es que por primera vez en la historia, a diferencia de las pasadas reformas electorales, ciudadanos salen a manifestarse en contra de ella.
Una buena señal es que más ciudadanos se han interesado en la defensa de la democracia, la mala señal es que habrá un desdén sin duda de todo lo que no lleve la ideología de Morena, que lo único que busca es polarizar al país.
Miguel Ángel Puértolas