Los resultados de los procesos electorales del Estado de México y de Coahuila nos dan lugar a muchos análisis, primero que nada habrá que decir que el resultado de la contienda entre Delfina Gómez de Morena y Alejandra del Moral de la Alianza conformada por el PRI, PAN y PRD no dejó el resultado avasallador que el partido de la 4T esperaba.
Los conteos rápidos dados a conocer ayer daban un ventaja de 10 puntos a Morena por sobre la Alianza, cuando los cálculos más alentadores para la virtual triunfadora de la elección le daban hasta 20 puntos porcentuales arriba en el conteo final de sufragios, tenga por seguro que este resultado de los conteos rápidos podría incluso cerrar hasta en 9 puntos la diferencia entre ambas candidaturas.
Lo que nos habla sí, que por un lado la movilización hecha por Morena, a la que se suma la campaña abierta que se hizo desde la presidencia, el aparente entreguismo del actual gobernador Alfredo del Mazo Maza y también el voto de castigo, fueron un conjunto de factores sí, pero no suficientes para que Morena despegara lo que viendo el vaso medio lleno podría significar un punto a favor de la oposición.
Por otro lado está el triunfo en Coahuila donde la alianza consigue un triunfo, ahí sí, avasallador frente a Morena, que llevó a su candidato Armando Guadiana a reconocer de manera inmediata la derrota. La suma de errores por parte de la 4T no significaron nada y ahí más bien los resultados del gobierno frente a la gente en especial en temas de seguridad fueron clave para el triunfo.
¿Qué podemos deducir? que no todo está perdido para la elección presidencial del 2024 que en términos llanos justo arranca hoy pues la mira ya no estará en los estados que estuvieron en disputa en 2023. Pero además, mientras las corcholatas van en caballo de hacienda, el jamelgo de quien encabece la alianza opositora sigue en el arrancadero.
Y ahí es donde justo se complican las cosas, puede haber buenas ideas y buenos gobiernos pero sin candidato es como tener un auto de lujo… sin motor.
