Política

¿Adiós a El Zapotillo?

La próxima semana será crucial para el futuro de León, podría decirse que estratégica, toda vez que el crecimiento de la ciudad y sobre todo el bienestar de ella dependen de un elemento que es vital para evitar un colapso y este es el agua.

¿Por qué digo que será crucial? Porque en teoría deberá de definirse el futuro del proyecto del El Zapotillo, ya que se sabe habrá una reunión entre la Comisión Nacional del Agua y representantes de la española Abengoa para finiquitar la entrega de la obra misma que no se pudo realizar luego que la empresa entrara en crisis económica.

Hace apenas un par de meses el gobernador del estado Miguel Márquez Márquez, le pidió al presidente de México, Enrique Peña Nieto, colgarse la medalla de dejar, obviamente no acabada pero sí arrancada, o al menos amarrado el proyecto que traería el agua de Jalisco a León y aunque en el momento no hubo una respuesta oficial inmediata, que dejó un sabor a desdén, la verdad es que sí se vio con buenos ojos la petición.

Existen varios escenarios que se pueden presentar, el primero es que el proceso se atore y al quedar un par de meses para que la administración federal se acabe, el tema pasaría a la cancha del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

De destrabarse se requeriría inmediatamente iniciar un proceso de licitación para encontrar la empresa adecuada que se encargue de concluir el proyecto, que cabe señalar en lo que respecta al acueducto apenas tiene un 6 por ciento de avance. Ya el gobierno del estado se ha pronunciado porque sea el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (SAPAL) sea quien tome las riendas del proyecto del acueducto, pues la presa está técnicamente concluida.

Si caemos en el primer supuesto podría al final pensarse que el proyecto se vendría abajo si tomamos en cuenta factores políticos que podrían influir en la decisión de darle carpetazo a El Zapotillo. Para nadie es desconocida la rivalidad política que tendría el gobierno federal con los estados involucrados.

En el caso de Jalisco, el gobernador electo Enrique Alfaro, de entrada, rechazó hacer trato alguno con el súper delegado Carlos Lomelí, contrincante por Morena al gobierno del estado, “Mi relación con el gobierno de la República será directa con el Presidente y con sus secretarios de estado, no habrá en Jalisco autoridades intermedias simplemente porque eso vulnera principios constitucionales básicos y lastima el espíritu del pacto federal”, con lo que fijó una postura que no fue bien vista desde el gobierno de transición.

De Guanajuato basta decir que tampoco se espera una relación estrecha, al ser el único estado en donde AMLO no ganó la votación por la Presidencia, además de ser el único estado en donde el PAN obtuvo la más alta votación. Ello convierte a Guanajuato en un blanco para el partido en el gobierno, además huelga decir que al día de hoy no se sabe de un proyecto estratégico en la entidad más allá de la reconfiguración de la refinería de Salamanca.

Con ello el proyecto de El Zapotillo queda en la cuerda floja, pues es una obra de elevada magnitud que beneficiaría a ambas entidades, aunque la ciudad más beneficiada sería el municipio de León. El escenario luce poco prometedor. Ojalá esté equivocado.

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Miguel Ángel Puértolas
  • Miguel Ángel Puértolas
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