El domingo celebraron elecciones ciudadanos de seis entidades federativas: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, quienes, de confirmarse los resultados preliminares, refrendaron su apoyo partidario con alianzas solamente en los casos de Aguascalientes y Durango, al PAN y al PRI, respectivamente con el PRD. En tanto los restantes cuatro Estados ampliaron la cobertura del Partido MORENA y sus aliados, que de esta forma llegan a gobernar en 20 de las 32 entidades del país. Un avance significativo, sin sorpresas, muestra claras tendencias hacia las siguientes elecciones de Coahuila y de nuestro Estado de México.
El gran perdedor a siete años de cumplir un siglo desde su fundación en 1929, el PRI muestra la profunda crisis que padece desde hace muchos años, resultado de múltiples factores que lo han estigmatizado con la corrupción, la impunidad y lo que se acumule, de la que algunos de sus cuadros se salvan. El PRI perdió dos gubernaturas: Hidalgo y Oaxaca. El PAN perdió Tamaulipas.
Lo normal sería que todos los partidos realizaran un examen a profundidad en lo nacional y dentro de cada partido. El PRI sabe porqué perdió, más bien podría reflexionar: para qué perdió. Su historia, su origen lo obligan a revisar, sin lamentaciones, con seriedad y objetividad su desempeño, la mala selección de candidatos, el bloqueo a quienes no eran favorables al grupo gobernante, y la ausencia del partido, me refiero a su militancia y cuadros después de las tomas de posesión de sus candidatos triunfadores.
En cambio, al dejar los cargos, pocos se salvan. Varios están en la cárcel, o son perseguidos por la justicia. Ni que decir o agregar de su dirigente nacional desenmascarado en diálogos grabados: “a los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”. Ese solo hecho debería haber logrado la sanción de su salida. Y podrían preguntarse ¿cómo a pesar de esa imagen deteriorada siguen obteniendo votos? Que duda cabe, los partidos son mortales. Cuando los votos se van, la identidad se va con ellos, como quedó demostrado el domingo pasado.
Para las elecciones de nuestro Estado el próximo año, los responsables del PRI podrían darse una vuelta por el Valle de México y hacer un sondeo de opinión, como por ejemplo: 1er lugar en asaltos en el transporte, carencia de servicios, principalmente agua, inundaciones, caos de vialidades y viviendas, hospitales sin terminar, congestionamientos de tráfico por falta de vialidades, compra-venta de lotes irregulares, abusos y corrupción por donde se toque. Poco más de 90 años no han bastado para atenderla y resolverla, porque resulta distante de la comodidad de la Capital y llenos de problemas. Quienes habitamos en el Valle de México demandamos mínima atención para la solución de nuestra problemática añeja. Llegó la oportunidad del cambio con mejor rumbo para todos.
Mauricio Valdés