Estuve pendiente de los medios de comunicación respecto a nuestros festejos patrios. Como cada año, lamentablemente se olvida, hasta parece a propósito, alejar el hecho más relevante después de iniciada y lograda nuestra independencia como nación.
Me refiero al despojo de más de la mitad de nuestro territorio original por parte de una guerra de conquista realizada por el gobierno de Estados Unidos de aquella época, cuya crónica estupenda escrita por el norteamericano William Jay y publicada por el Instituto de Administración Pública del Estado de México, rescatada también por el Grupo de Investigadores en Políticas Públicas puede ser consultada gratuitamente en la red de Internet, tanto en la página WEB del IAPEM, como en esta dirección:
(http://www.gigapp.org/administrator/components/com_jresearch/files/publications/2013%20157%20Revista%20de%20las%20causas%20y%20consecuencias.pdf).
Un tema crucial para nuestra vida independiente, aunque se hace todo lo posible porque se olvide, y casi se logra. Hasta nuestros libros de texto oficiales gratuitos casi omiten la enseñanza de esta lección de la historia de nuestra nación. Apenas se reseñan los hechos como una leyenda de los niños héroes, sin tratar los sucesos que condujeron a tal situación y menos las consecuencias. En cambio, lo escribo sin defenderlo, se estigmatiza a Santana como el “vende patria”, olvidando a quienes abusaron de nuestro naciente país. Como señala Eduardo Galeano: “Nos robaron nuestro pasado, nos hicieron casi imposible escribir, esto es, reconstruir, nuestra historia”.
Como escribí en la presentación del citado libro de William Jay: “En nuestra vinculación con el mundo, la relación con los Estados Unidos ha ocupado un lugar singular y destacado, por la forma como se transfiguró nuestra frontera común, resultado de esa guerra de conquista que nos arrancó más de la mitad de nuestro territorio original, primero con la anexión de la llamada “República” de Texas y luego con la “compra” del resto de ese territorio. Desde entonces historia trágica de esta frontera con casi 3,120 km. de longitud, una de las más largas en el mundo…
De hecho, la guerra de Estados Unidos contra México, puede ser interpretada como la continuación de la conquista europea de nuestro Continente. En un periodo muy corto se alteraron, modificaron e invirtieron vidas, culturas, idiomas, modos de ganarse el sustento, gobiernos, estructuras, religión y maneras de ser de los pueblos que ocupaban esos espacios. Todas estas agresiones, esfuerzos por silenciar, maquillar y ocultar, despojos y desplazamientos tienen su raíz en la especulación de la compra-venta de tierras y la violencia.
Después de siglo y medio, estamos lo suficientemente lejos del conflicto para analizarlo con inteligencia serena, conscientes de sus muchas complejidades, atentos a las pasiones que suscitó pero firmes en nuestra misión de llegar a la verdad.”