Cultura

Sólo recuerdo que fue en otoño

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00
Un bosque flotante, Alfaguara
Jorge F. Hernández, Un bosque flotante, Alfaguara, México, 2021, 198 pp.

Durante los días del confinamiento nos sorprendió con unas ráfagas narrativas acompañadas de dibujos, por él llamadas cuentínimos, misceláneas en todo orden que mucho contribuyeron a restarle severidad a las jornadas. Ahora lo hace con Un bosque flotante, novela que reconstruye parte de la infancia de un narrador, también él, que junto al asombro deja ya un renovado gusto por el ejercicio de la memoria.

Algo nada extraordinario en nuestra tradición literaria, me recordará usted, y lo afirmaré también, pero que en el panorama de los nuevos libros y las tendencias temáticas viene a representar una especie de vía muerta de la cual todos los lectores saldremos gozosos, vivos. Se habla aquí de Un bosque flotante, autoría de Jorge F. Hernández (Ciudad de México (1962), además columnista constante de este mismo diario.

Contra la amnesia, se lee en esta novela, la memoria. Punto. Y Hernández lo asumió cabal en su escritura, recuento de los años de un pequeño que, llevado por el trabajo de su padre, se afinca en las cercanías de la norteamericana Washington, “la ciudad blanca de monumentos en mármol y prados verdes poblada por una multitud de negros, cuando aún no era políticamente correcto llamarlos así”.

Es en los planos de esta reconstrucción memoriosa, construcción literaria a un tiempo, donde el autor despliega el universo abierto que todo niño tiene ante sí. Infancia igual a novela, y ésta “una mejor manera de asentar una verdad. La verdad de la inocencia o la fragilidad, o la verdad de la verdadera amistad o la verdad de la maldad…”.

Imagine el lector las dificultades a las que habría de enfrentarse el pequeño (narrador) ante un mundo desconocido y a ratos hostil.

“Yo no era ningún niño santo, no aspiraba a convertirme en ello. Si acaso, yo quería formar parte de los Boy Scouts y recorrer todo el bosque como aventurero de los cuentos de Salgari o Huckleberry Finn”. Un pequeño que habrá de ir asimilando componentes de culturas diferentes en su crecimiento, además de enfrentarse a las tribulaciones del clan (una madre enferma) y cierta experiencia traumática, de la cual no se adelantará más aquí (navajas de afeitar, cuchillos de pescado y sogas con dogal).

Un bosque flotante, “espejismo del tiempo”, es por obvio la más personal novela de Hernández, también autor de La emperatriz de Lavapiés, Réquiem para un Ángel y Un montón de piedras, pero también la del conjunto de muchos otros escritores mexicanos de los años recientes. (Imposible olvidar Elsinore. Un cuaderno, de Salvador Elizondo, un libro donde la infancia comienza a quedar atrás y la señal del deseo aparece en el firmamento).

No una crónica fidedigna, esto es cuestión del periodista, “quien se concentra en hilar lo verificable y evitar la conjetura de las suposiciones”, sí en cambio del novelista, quien “juega con lo inverosímil y depende de su ingenio y destreza con las palabras para que todo lo inventado sea creíble”.

Dicho con los subrayados del propio Hernández, “la yuxtaposición de lo que el tiempo mismo había trastocado”, enredo literario que nos mantendrá alerta en todas sus páginas, y que en su inesperado desenlace cerrará su círculo.

“Sólo recuerdo que fue en otoño de quién sabe qué año cuando Mrs. Grabsky me regaló una libreta y me sugirió que escribiera todo lo que entendía del todo. Me dijo que escribiera con la letra que mejor se me daba y no necesariamente la cursiva que enseñaban las otras maestras en clase, que dibujara muñecos cuando no supiera bien a bien qué decir y que hiciera listas de las palabras en inglés que luego necesitaba que me tradujera mi padre, cuando llegaba por las noches”.

Párrafo que al entrecomillarse proyecta la imagen de aquel niño y este narrador, el mismo Jorge F. Hernández de los cuentínimos (del confinamiento) y de Un bosque flotante (del síguete cuidando, ya falta poco).

Mauricio Flores


Google news logo
Síguenos en
Mauricio Flores
  • Mauricio Flores
  • [email protected]
  • Periodista, estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.