Existen incontables temas que la clase política ha buscado evitar, histórica y recientemente. Esto sucede por dos razones, no acarrea capital político o bien son temas muy polémicos, donde la opinión pública está dividida.
Los temas varían dependiendo del país. En México tenemos muchos temas “tabú” que por lo general se evitan por la clase política. Como muestra de esto tenemos a la regulación de sustancias psicotrópicas, al aborto, a la protección de los animales y a la necesidad de planificar la familia, entre muchos otros.
Me gustaría abordar en este espacio la imperante necesidad de concientizar a toda nuestra gente sobre la importancia de la planificación familiar y sus efectos no solamente en el ámbito personal, sino social, medio ambiental y mundial.
Hace un par de meses, la oficina de estadística de la ONU declaró que los humanos ya habíamos sobrepasado los 8 mil millones. Anualmente crecemos en alrededor de 80 millones, este número ya se le restan los fallecimientos. Es decir, nacen muchos más de los que fallecen.
Ahora bien, esto es aún más preocupante cuando vemos que el 97% de los nacimientos ocurren en países subdesarrollados. En pocas palabras, en los países que tienen la mayor cantidad de producción alimentaria y oportunidades tienen una tasa de mortalidad más alta que de natalidad, y en los países que aún no existen suficientes oportunidades educativas, laborales y no cuentan con los suficientes alimentos, tienen muchos más nacimientos que fallecimientos. Éste es el caso actual e histórico de México.
Yo aún recuerdo hace pocos años escuchar de algunos que tendrán “los hijos que Dios les mande”. Nuestra sociedad, nuestros servicios, nuestros ecosistemas y el mundo en general está siendo golpeado por acciones con nulo o poco análisis. Esto sucede en un sector de ingreso alto, medio y bajo por igual.
Lo importante es hacer conciencia respecto a la importancia de que todos realmente pensemos en si queremos tener hijos, y si es el caso, cuántos se quiere y se puede tener de acuerdo a las posibilidades de cada quien. Asimismo, dejar atrás concepciones anacrónicas que no están sustentadas en ciencia, sino en convencionalismos sociales que ya no van acorde y afectan a la realidad nacional y mundial.
Ojalá que cada vez basemos más nuestras decisiones en los hechos, la ciencia y el conocimiento, y no en inercias ni dogmas. Que así sea.
Mauricio Cantú González
@CantuMauricio