Anoche en el estudio de Telediario, Paloma Robles Lacayo esbozó algunos puntos fundamentales por los cuales considera debe frenarse el proyecto de un nuevo museo de las Momias de Guanajuato.
En siete minutos -tiempo inusual para una entrevista televisiva- resumió: el posible deterioro de los restos, el afán de lucro, su exhibición como espectáculo más que con fines didácticos, la idoneidad del actual recinto como Museo de Sitio y la exagerada proyección de aforos para justificar la deuda.
Y es que el tema da para mucho más. La activista social, ex directora del Museo de las Momias y regidora de oposición electa al Ayuntamiento de Guanajuato tendrá oportunidad en el futuro de explicar a la audiencia de Canal 6 las implicaciones culturales y bioéticas de la decisión de crear un nuevo espacio para las momias en la capital del estado y el plebiscito y el amparo que vienen.
En una de las primeras entrevistas que tuve con Robles Lacayo, se mostró como una acuciosa escrutadora de la administración pública del alcalde panista Alejandro Navarro Saldaña.
Sobre la mesa de un restaurante, extraía de una carpeta recopiladora documentos que servían para respaldar sus hallazgos producto de su comedida vigilancia de las acciones del ayuntamiento capitalino.
Indudablemente fue esa capacidad la que provocó que Morena la proyectara como su primera regidora, en la única posición segura que ese partido tenía en la capital.
—¿Y la función edilicia?”, le pregunté ayer tras bambalinas.
—También estoy trabajando en ello”, respondió con buen talante. “La de las momias es solo la primera batalla. Seguramente vendrán más, algunas que avizoro y otras más que aún no imagino. Serán tres años sin descanso”, vaticinó.
Por lo pronto, se propone desempeñar dignamente su papel de ser “la voz de vivos y muertos en el Cabildo”.
Me quedo con la impresión de que habrá más de un plebiscito. De los demás miembros del ayuntamiento, incluido el alcalde, depende que todo eso sea en bien de la población y no solo quede en una mera rebatinga.
Mario A. Arteaga