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Yoga para las emociones reprimidas

La ciencia del yoga es una gran herramienta para restablecer la conexión entre el cuerpo y la mente y crear un equilibrio interno. Y como explicábamos en la entrega anterior, ese equilibrio se logra cuando los elementos que nos constituyen entran en balance.

Esta semana toca el turno de hablar sobre el elemento agua, cuyas cualidades son la frescura, la suavidad, la adaptabilidad, la capacidad de sentir, la fluidez, la conexión, la profundidad, la creatividad, el gozo y el cambio. En el cuerpo, el agua rige los órganos sexuales, los riñones y los fluidos corporales, siendo la pelvis su casa natural.

Como explica el portal yogadinámico.com, la aplicación sutil del agua en yoga es sincronizar el movimiento corporal con la respiración: “Esto une cuerpo, aliento y mente, invitando a la respiración a soportar el movimiento y al movimiento a generar la respiración y requiere la utilización de la sensibilidad. Solo cuando sentimos claramente los impactos de nuestras acciones, podemos saber que hemos establecido la relación más nutritiva entre las partes del cuerpo”.

Esta sensibilidad o ahimsa, cuyo significado es no violencia, es la base y fundamento indispensable para una práctica eficaz: “Es la habilidad de percibir las sensaciones como resultado de los movimientos y acciones. Estas sensaciones son las señales de la integridad celular funcionando a través del mecanismo dolor-placer. Si somos insensibles a estas señales, ningún conocimiento puede evitar la práctica del autoengaño. Si les somos sensibles disfrutaremos más y más apertura, generosidad, honestidad y presencia, que son las señas irrevocables de sensibilidad profunda e intrínseca”.

El elemento agua está asociado con el segundo chakra, svadhisthana o el chakra sexual, que cuando está desequilibrado puede llevarnos a sentirnos emocionalmente inestables, deshidratados, con poca libido, tensos, poco arraigados y estancados. El agua nutre el cuerpo y conectarla durante la práctica de yoga “permitirá fortalecer y relajar nuestras caderas, alargar la columna y volvernos más flexibles y fluidos”. De ahí que para equilibrarla se debe hacer hincapié en la profundización de los estiramientos, así como en liberar la tensión y las emociones no procesadas, a través de posturas y vinyasas o secuencias de asanas que muevan el agua estancada. El agua se conecta con el fluir y el movimiento permite la vida.

Eka Pada Rajakapotasana, la postura de la Paloma, es una posición de intensa apertura de cadera que funciona bien para soltar la tensión. A cambio, también puede liberar cualquier emoción almacenada, no procesada, que se haya estado guardando. Estando en la postura, respira profundamente, dejando ir cualquier pensamiento rígido o ideales que te mantengan atrapado.

(Con información de yogadinamico.com y omhealingcenter.com)


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@marien_caminoa7


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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