Dice la máxima hermética que lo que es afuera es adentro y esto puede aplicarse, incluso, en conflictos tan complejos y tan aparentemente externos como los de una guerra.
Esto lo saben bien tradiciones espirituales como el Yoga o el Budismo, y grandes maestros como el recién fallecido autor de más de 100 libros, poeta y activista vietnamita por la paz, Thich Nhat Hanh. A Thay, como lo conocían cariñosamente sus discípulos, se debe que la práctica del Mindfulness o de la Atención Plena haya llegado para quedarse al mundo occidental. Durante la guerra de Vietnam, este sencillo monje zen creó el Budismo comprometido o Budismo aplicado cuya premisa fundamental consiste en cambiarse a uno mismo para cambiar al mundo “dos caras de una misma moneda: practicar la plena conciencia para acercarnos así a los otros y trabajar por la paz”.
En 1967, Martin Luther King proponía para el Nobel de la Paz a este hombre cuya simple y sabia enseñanza fue uno de los enfoques centrales de la resistencia pacífica a la guerra —lo que le valió el exilio por décadas—, y que puede resumirse con “caminar lentamente, siendo conscientes de la respiración y de cada paso, porque cada momento de contacto entre el pie y la tierra es como una plegaria para la paz. Si nosotros cambiamos nuestra vida cotidiana podemos cambiar a nuestros gobiernos y al mundo”.
En ese sentido y hablando de Yoga, hoy te proponemos tres posturas para promover la paz interior:
Sukhasana, la postura Fácil: Esta sencilla asana elimina el estrés y la ansiedad, también induce a la tranquilidad de la mente. Es una postura ideal para meditar, mientras concentras y enfocas tu mente.
Balasana, la postura del Niño: Es ideal para mirar hacia adentro y vernos cómo realmente somos. Se dice que si no eres muy flexible para doblarte hacia adelante, puede que te cueste tocar tu vulnerabilidad y contactar con tus emociones. Tener momentos de introspección constantes, permite reconocer las ilusiones y creaciones de la mente.
Savasana, la postura del Muerto: Savasana es el momento en el que nos rendimos por completo. Una de las claves al hacer esta importante postura es soltar todo, el cuerpo y la mente, y permitir que la energía fluya de manera libre. Este flujo es el mismo que debe suceder en la vida. Sin oposición a la propuesta constante del momento presente, la guerra termina.
Marién Estrada
@marien_caminoa7