Los tiempos que se viven a nivel planetario son, sin lugar a dudas, tiempos de cambio y reconfiguración, tanto a nivel individual como colectivo. Afortunadamente, los últimos descubrimientos en neuropsicología y plasticidad cerebral, dicen que el cerebro es maleable, y que las personas evolucionan a la par de sus procesos neuronales y cognitivos.
Como explica la doctora Patricia Ramírez, “el interés por cambiar un hábito genera actitud y motivación para salir de la zona de confort, lo cual, a su vez, promueve una reorganización neuronal que facilita el cambio a mediano y largo plazo”.
Los yoguis saben perfectamente que muchas de las asanas que ejecutan, especialmente las invertidas, promueven la neurogénesis —donde se generan nuevas neuronas— y benefician al cerebro hecho de células nerviosas, neuronas o, lo que es lo mismo, de materia gris.
En la Facultad de Medicina de Harvard se descubrió que, después de dos meses de practicar yoga, aumenta la densidad de la materia gris en el hipocampo. En opinión de los investigadores, la densidad de esta parte del cerebro lleva a aumentar la conciencia y a mejorar tanto la memoria como la capacidad de aprendizaje.
De acuerdo al libro Your Brain on Yoga, del doctor Singh Khalsa de la citada Facultad, el cerebro literalmente cambia con la práctica constante de yoga y Sirsasana, la conocida postura sobre la cabeza, se encuentra entre las mejores asanas para el efecto, ya que rejuvenece las células cerebrales con lo que se desarrolla la fuerza de voluntad y la claridad de pensamiento; además, de ser una gran fuente de energía.
El Rey de las asanas, promueve una enorme irrigación y oxigenación sanguínea, activando las glándulas pituitaria y pineal del cerebro que regulan el crecimiento, salud y vitalidad del cuerpo.
Se dice también que disciplina la mente y ensancha los horizontes del espíritu. De hecho, el Bhagavad Gita, uno de los textos antiguos fundamentales de la práctica del yoga, afirma que la cabeza es el centro donde florecen las cualidades de armonía, luminosidad y espiritualidad que controlan la capacidad discriminativa o, en otras palabras, la capacidad de elegir.
Por si fuera poco, la postura invertida del cuerpo brinda un punto de vista totalmente distinto de cómo vemos el mundo normalmente y eso, en tiempos de cambio, es fundamental.
(Con información de pijamasurf.com y expansion.com)
@marien_caminoa7