Con un vergonzoso primer lugar mundial en obesidad infantil y un segundo en obesidad en adultos, se calcula que en México 96 millones de personas padecen esta enfermedad crónica, presente en 80% de los pacientes que fallecieron o tuvieron formas graves de la infección por covid-19.
La obesidad se define como un “aumento de composición de grasa corporal” que se traduce en un incremento del peso. La obesidad debe ser entendida como una enfermedad crónica compleja y multifactorial, que suele iniciarse en la infancia y adolescencia y cuyas causas van desde malos hábitos alimenticios, falta de ejercicio físico, predisposición genética, y en algunos casos, pobreza y entorno social.
De entrada para el Yoga, el objetivo primordial de las asanas es el de mantener el cuerpo flexible y en buen estado de salud, a fin de que sea un instrumento apto para “la concentración de la mente y la ascensión del alma a Dios”.
El Yoga además promueve la conciencia, es decir, el poder darnos cuenta de lo que en realidad necesitamos en todos niveles, pasando por el tipo de alimentación que llevamos hasta la cantidad de alimento que requerimos, liberándonos además de los condicionamientos sociales, culturales y económicos que imponen los modelos de lo “bello” y lo “bueno”. Lo cierto es que una vez que cuerpo y mente entran en equilibrio, literalmente se dejan ir cargas y agregados que pueden traducirse en una reducción del peso pero sobre todo en la armonización del cuerpo.
Uno de los estilos que mejor ayudan a quemar grasa es el Ashtanga Yoga, una forma dinámica y físicamente exigente que, a través de secuencias continuas de posturas, incrementa el ritmo cardíaco, además de sincronizar la respiración y el movimiento para producir un calor interno diseñado para purificar el cuerpo.
Además de esto, hay posturas que específicamente ayudan a perder peso, ya sea porque reducen la grasa abdominal, tonifican los músculos o incrementan el metabolismo. Cuando se realiza una asana se está ejerciendo presión sobre un músculo, una glándula o un órgano. “Al soltar la postura, vuelve a circular la sangre, rica en oxígeno y nutrientes y, como resultado, hay un mejor funcionamiento de la zona en cuestión”. (Continuará…).
(Con información de forbes.com.mx, infosalus.com, fundacion-indra-devi.org y yogacoachingmeditacion.com)
@marien_caminoa7