Ilustración: Juan Carlos Fleicer
Hay muchas y variadas formas de clasificar las asanas, pero si nos remitimos a dos de los grandes grupos básicos, hablaríamos de las posturas que se realizan de pie y las que se realizan de manera “sedente” o sentada.
Las posturas del primer grupo son fundamentales, en tanto que son los pies la base donde se apoya todo el peso del cuerpo y es desde ahí donde empieza una postura correcta para la vida diaria. En estas asanas, estabilizar el equilibrio del centro de gravedad corporal es la clave para lograrlas.
Internamente, estimulan la digestión, regulan los riñones y alivian el estreñimiento, también mejoran la circulación y la respiración mediante el desarrollo de la fuerza de las piernas, de la pelvis y la columna. A nivel psicológico, generan confianza mejorando la fuerza de voluntad y la concentración.
Un buen ejemplo es Tadasana, una posición que suele ser punto de partida para otras posturas. También conocida como la postura de la Montaña, se realiza con los pies separados al ancho de las caderas y enraizados en su totalidad, los brazos estirados a los lados del cuerpo, glúteos y hombros relajados.
Por su parte, las posturas sentadas aportan elasticidad a caderas, músculos inguinales, rodillas y tobillos, eliminando la tensión del diafragma y la garganta, lo que permite una respiración más sencilla y suave. Además, aportan firmeza a la columna vertebral y mejoran la circulación sanguínea.
Por lo general, estas asanas se consideran de calma, ya que relajan los nervios, eliminan la fatiga y refrescan el cerebro; es por esto que favorecen de una manera muy positiva tanto la meditación como la práctica de Pranayama o ejercicios de respiración. Para que estas asanas sean efectivas es necesario mantener la columna vertebral recta. La estabilidad es, en este sentido, fundamental para que la asana cumpla su objetivo.
Sukhasana es una posición sentada de fácil realización. La columna se alarga mientras los hombros se relajan y la barbilla queda paralela al suelo. Debemos sentarnos sobre los isquiones y cruzar las piernas a la altura de los tobillos. Para conseguir que la espalda esté perfectamente recta hay que intentar bajar las rodillas lo más cerca posible del suelo.
Posturas como Matsyasana o el Pez, también se realizan en el piso, pero de eso hablaremos la próxima semana…
Marién Estrada
@marien_caminoa7