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Éter: puerta a los elevados reinos de la conciencia

Hablar del éter de inmediato nos remite a lo intangible e inasible, lo incorpóreo y sin forma, y es que esta energía primordial es la fuerza que fluye constantemente desde las profundidades del universo, “uniendo al hombre con la creación” y desde donde surgen y actúan los otros cuatro elementos que conforman todo lo que existe.

El éter, también identificado con el espacio, es entonces el elemento más sutil que existe y en el cuerpo humano aparece en los lugares huecos, incluido el centro de la columna vertebral, las venas, las arterias, los nervios, los órganos internos y las distintas cavidades corporales.

A este elemento puede describírsele como la matriz energética donde todos los fenómenos cobran forma y sus cualidades son inmediatez, presencia, vacío, franqueza, silencio interno, libertad y ser. Su expresión fundamental es la conciencia directa y profunda de lo que verdaderamente es, libre de procesos mentales como las suposiciones, expectativas y proyecciones.

La aplicación superficial de espacio de acuerdo con el portal yogadinamico.com, es la concentración “y la aplicación sutil de espacio es la entrega de la intención”. Esto genera una atención que se vuelve amplia y profunda, abarcando la totalidad de nuestro cuerpo y sus actividades, y todo nuestro ser y su contexto; en la conciencia dinámica conocida en la tradición yóguica como samadhi o la cumbre del estado meditativo donde la conciencia se funde con el universo.

En realidad, el que suceda este fenómeno “depende solamente de ser capaz de relajarse en el funcionamiento intrínseco de la conciencia en sí, lo cual es ver a través de los ojos, oír a través de los oídos, oler a través de la nariz, saborear a través de la lengua, sentir a través del cuerpo, percibir, concebir e intuir a través de los diversos aspectos de la mente, sin distorsión. Estas funciones están incorporadas en el organismo humano. Solo necesitan liberarse de nuestra intromisión”.

A nivel energético, se lo relaciona con Vishuda o el chakra de la garganta y se dice que cuando el elemento éter se encuentra en equilibrio, se experimenta un estado de presencia, franqueza a través del habla iluminada y libertad, una sensación de totalidad, unión y paz, que posibilita alcanzar estados meditativos profundos de conexión espiritual. Cuando hay desbalance, aparece apatía, fragmentación y miedo a la muerte.

Así que posturas como Sarvangasana, la postura sobre los hombros o Simhasana, la postura del león, donde la garganta se comprime, es excelente para equilibrar Vishuda, pero es Savasana, la postura del muerto, en conjunto con la respiración, donde el cuerpo se rinde y la mente y se disuelve, en el flujo de conciencia verdadera y natural donde no hay dualidad y donde todo y nada sucede al mismo tiempo y sin ataduras. 

(Con información de yogadinamico.com, atmayoga-arteduna.blogspot.com y casasoham.com)

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@marien_caminoa7


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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