Amor, compasión y amabilidad son algunas de las virtudes con las que puede describirse Ahimsa, el primer y más importante Yama o consideración ética del cuerpo de conocimiento de las ocho ramas o pasos necesarios para que la mente se estabilice y tenga capacidad de unirse con la Conciencia Universal. En pocas palabras, sin ética no hay yoga.
La traducción más común de Ahimsa es “no violencia” o lo que es lo mismo, no hacer daño ni a los demás ni a mí mismo, respetando y aceptando las diferencias de pensamiento, raza, religión o estatus social. Ahimsa entonces es una guía para interrelacionarnos con todo lo que nos rodea de manera amable y compasiva.
No violentar o no actuar de manera violenta, como todos los yamas, tiene una dimensión profunda y sutil que pasa por revisar los juicios descalificatorios que constantemente emitimos hacia nosotros mismos, y que desde luego replicamos también hacia los demás, es por eso que aceptar las cosas amorosamente como son y ponernos en el lugar del otro, nos vuelve compasivos y capaces de avanzar a la aplicación de los demás yamas.

En Ahimsa, como en todo, el contexto importa, no es lo mismo dañar a alguien por odio que defender a alguien en peligro, también podemos actuar con violencia por omisión. En la práctica de asana, Ahimsa nos dice cuándo ir más allá en una postura y cuándo parar para evitar dañarnos; es una forma gradual y progresiva para lidiar con la ira y las emociones aflictivas.
La postura asociada con Ahimsa es Virabhadrasana I, el Guerrero I con Mudra del Loto. Para armarla, inicia de pie desde Tadasana, la Montaña. Inhala y abre las piernas extendidas de manera amplia a lo largo del mat. Gira el pie derecho para que apunte hacia afuera y dobla la rodilla derecha, asegurando que quede alineada directamente encima del talón.
Con las plantas de los pies bien enraizadas en la tierra, subimos los brazos hacia el cielo juntando pulgares y meñiques, abriendo los demás dedos al sol para crear la flor de loto con las manos. La mirada se dirige hacia el mudra visualizando que los dedos son pétalos blanquísimos que se abren hermosos y luminosos por encima del fango. Repite con la otra pierna.
“Elévate por encima del barro y la suciedad de la violencia, el deseo, el miedo, el apego, la impaciencia, la negatividad: las emociones y acciones que nos hacen actuar violentamente. Brilla con toda tu belleza”. _
(Con información de theclassyoga.com, mettayogastudio.com y milenio.com)