Como se dijo entonces en la Organización de las Naciones Unidas, la práctica del Yoga “ofrece un medio sencillo, accesible e incluyente para promover la salud y el planeta que compartimos; el yoga representa la unidad de la mente y el cuerpo, el pensamiento y la acción”.
Lo cierto es que a últimas fechas, neurocientificos de todo el mundo como el Dr. Richard Davidson, han hecho descubrimientos que abordan más concretamente el término ambiguo de “promover la salud”, y uno de ellos es el de la neuroplasticidad cerebral, que estimula directamente esta práctica milenaria.
De entrada, hay que saber que el cerebro está formado por alrededor de 100 mil millones de neuronas que se comunican entre sí a través de millones de ramificaciones por estímulos nerviosos y eléctricos.
La clave de la complejidad cerebral es que cada una de estas 100 mil millones de células nerviosas procesa su información y luego se conecta hasta con otras 50 mil neuronas para mandar y recibir mensajes. Como explica el portal lucialiencres.com, “esto es lo que nos permite improvisar, crear ideas nuevas, vincular pensamientos distintos de manera caprichosa, deprimirnos; en definitiva, ser diferentes del mundo animal”.
Lo cierto es que a medida que crecemos, estas redes se van creando y modificando de acuerdo a lo que vamos experimentando y aprendiendo. Y aquí es donde entran el Yoga o la Meditación en acción.
“Actos como controlar, modificar y ser conscientes de nuestra respiración, alinear nuestro cuerpo, realizar posturas con la conciencia de lo que representan, contrayendo unos músculos y relajando otros; dejar la mente libre de pensamientos o vivir el presente de forma consciente, hacen que nuestras conexiones neuronales cambien”.
La posición que proponemos esta semana es Halasana, la postura del Arado. En Halasana “el yogui busca dirigir su mente desde el ámbito de lo negativo hasta absorber lo positivo que existe en su naturaleza y en la creación que lo rodea”.
En el cuarto capítulo de los Yoga Sutras, se hace referencia a esta clase de ‘arado de la mente’: “Así como un granjero labra los campos de cultivo preparándolos para la siembra y la irrigación; hemos de remover los obstáculos y todos aquellos hábitos que de una forma u otra nos desvían del sendero de la práctica del yoga. Solo así, se podrá guiar a la mente en la dirección correcta”. _
(Con información de lucialiencres.com e issuu.com)
Marién Estrada
@marien_caminoa7