Cultura

Las memorias de Victoriano Huerta en Inventario de José Emilio Pacheco

“Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.

Un libro que para mí es imprescindible para cualquier biblioteca o lector es Inventario. Antología. I, II, II 1993-2014 de José Emilio Pacheco. En estos libros están recopiladas las columnas del autor, primero en Diorama de la Cultura del Excelsior de Julio Scherer (1973-1976), después del golpe al periódico por parte del gobierno, Inventario se mudaría a Proceso. Un nuevo género Periodismo Cultural. Inventario fue referente para comprender nuestra cultura mexicana y universal en donde se mezclaban influencias en los diferentes autores del mundo. En este Inventario la historia, la literatura, el arte, la cultura mexicana, hispanoamericana e universal se encuentran con nexos entre ellos que el autor nos muestra a través de sus artículos.

En eso estaba en mi mundo cotidiano, un poco aburrida, cuando tomo mi Inventario III y encuentro un artículo sobre las memorias de Victoriano Huerta. Que hallazgo y placer leerlo, y encontrar similitudes entre aquel tirano, su política destructora y compararlo con lo que estamos viviendo hoy.

La realidad siempre nos pone los pies en la tierra. Con humor José Emilio comenta “No puedo imaginarme a Huerta, sentado media hora cada día en obra continuada y paciente, escribiendo o dictando: pero es evidente que el autor oyó mucho a Huerta y tomó directamente de él frases, opiniones y relatos, porque aquel libro es una exacta piscología de Huerta”. “Las Memorias de Victoriano Huerta, se dice, fueron escritas por Joaquín Piña (¿1885-1967?”……. ). “En cambio como estudio del poder es insustituible. Y como obra dramática crea una personaje que tal vez no ha alcanzado a componer ningún otro de nuestros novelistas y dramaturgos.”

Imposible no leer las Memorias, así que leí el original en donde se pinta de cuerpo entero la mentalidad del dictador: traidor a sus aliados y a sus jefes. Un hombre sin escrúpulos que no le tembló la mano para prolongar la Revolución, primero en perjuicio de Porfirio Díaz que era su jefe para hacerse indispensable. Lo respetaba y odiaba al mismo tiempo y a todo el grupo de científicos. Empezó a tramar una alianza con Bernardo Reyes con el que había trabajado en Monterrey, terminaron de pleito porque Huerta se quedó con 18,000 pesos. Se alió con Rodolfo Reyes, hijo de Bernardo y con Félix Díaz que le ofrecían la Secretaría de Guerra, pero su condición es que quería ser presidente. Bernardo les dijo “mándenlo a la chingada”. El 9 de febrero de 1913, muerto Reyes frente a Palacio Nacional. Huerta mandó a los golpistas encerrarse en la Ciudadela y se presentó a jurarle lealtad a Madero por el cual sentía aversión. El error de Madero fue apoyarlo. Sacrificó a Francisco I. Madero y a su hermano Gustavo, se sentía protegido por una Cámara dominada por los contrarevolucionarios y con el apoyo del embajador de Estados Unidos Henry Lane Wilson. El error de Madero fue creer en Huerta lo que le costaría a él y a su hermano Gustavo la vida.

Huerta nombrado “El chacal” quería todo el poder para hacer y deshacer, el odio contra los de corbata y con los pobres era lo mismo. “Destrozó el Ejército Federal a fuerza de corromperlo y diluirlo en la militarización absoluta de México. Todo el mundo adquirió grados militares y el secretario Blanquet vendía el generalato a cualquier civil con dinero para comprarlo”. Odiaba a los intelectuales o a cualquiera que pudiera pensar. A algunos los corrompió con puestos o dinero, pero otros siguieron fieles a sus ideales como Belisario Domínguez, senador por el estado de Chiapas al que asesinó.

El hijo del llamado “Chacal” Jorge vendía los puestos para gobernador y jefe político. Blanquet con sus amigos comerciantes hacían fortunas, la corrupción marchaba en caballo de hacienda. “A los señores que me han atacado porque ayude a los míos, a mis parientes y a mis amigos debo decirles que para eso se lucha y que si un gobernante no ayuda a sus amigos está condenado a perecer”.

La disolución de las Cámaras fue su objetivo y lo hizo, la presión de los civiles y la prensa nortamericana lo vieron como un acto vil. El atraco a las instituciones bancarias llevó a México a la quiebra.

Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, logró contener al dictador. Promulgando El 26 de marzo de 1913, el Plan de Guadalupe, después del asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez (22 de febrero). Carranza se lanzó a la lucha a favor de un orden constitucional, desconociendo al usurpador Victoriano Huerta. Con ello se volvió representante de las instituciones legalmente constituidas.

Huerta se sentía protegido por Estados Unidos tenía la esperanza que le ayudaran con préstamos para aplastar la Revolución y seguir en la Presidencia. La ofensiva de los Republicanos orilló a Woodrow Wilson echarlo del poder. El usurpador terminó sus días encarcelado en Fort Bliss sin alcohol, ni amigos.

Memorias de Huerta un documento que podemos comparar con lo que está pasando hoy en nuestro México.

Este domingo 19 de mayo a marchar por la democracia.


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María Isabel Saldaña
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