De aquella imagen de Cuba como país alegre, rumbero, vigoroso en los deportes y en las artes, ejemplo en el ballet, no queda casi nada.
El fuerte liderazgo internacional de los líderes de la revolución que entusiasma a la juventud, ha desaparecido. Solo hubo relevo de dictadores.
Lo que ahora existe es desempleo, temor a la cárcel y hambre. Al turista se le evita conocer la realidad cubana.
En este mes de julio se recuerda el tercer aniversario del día en que la juventud se echó a la calle reclamando libertad y alimentos, no obstante la prohibición de manifestarse.
Quedaron 1,584 detenidos, pero la activista Camila Rodríguez logró escapar de la policía y alcanzar a llegar a su casa justo en el momento en que llegó el toque de queda, pero quedó bajo vigilancia.
Más de 500 jóvenes continúan en la cárcel acusados de sedición, que es un delito político, cuando se trataba de faltas comunes como desorden, riesgo de atentado y por no acatar la orden de aislarse a causa del covid.
Camila formó una red de comunicación subversiva denominado “Justicia 11 de julio”, promoviendo las ideas libertarias y la necesidad de luchar desde las sombras por la terminación del régimen, acusado de violar sistemáticamente los derechos fundamentales de los habitantes.
La activista, al ser detectada, el gobierno le ofreció el exilio o quedar presa; optó por salir primero a España en diciembre de 2022, y después de dos semanas, partió a México, pero toda su familia se quedó en Cuba.
Adquirió la calidad de exiliada y desde su posición, está en contacto con otro grupo de exiliados.
Afirma que “en México hay una comunidad de cubanos que hacen activismo pro defensa de derechos humanos, que tienen asociaciones civiles también”.
Desde éste su nuevo país, Rodríguez y su equipo han documentado en tres años 403 movimientos de protesta en Cuba, en los que fueron arrestadas 345 personas. De ellas, 136 continúan en prisión.
Desde México, Rodríguez intenta sensibilizar a todos los países que puede sobre su causa en Cuba. Tiene abierta comunicación con la ONU y con la OEA.
Opina que “sería importante que algunos pocos gobiernos dejasen de estar del lado de los dictadores y se posicionen del lado del pueblo”.