Seducir y manejar las flaquezas de los demás, así como sorprender a los enemigos haciendo lo mismo que ellos, son las recomendaciones de Robert Greene en la 43 y 45 de sus 48 leyes del poder.
La primera, practicada con destreza por Ya Sabes Quién, interpretando el sentimiento popular y vibrando a la misma frecuencia para ganarse la voluntad de una mayoría agraviada y, consecuentemente, resentida, a la cual se dedica a reivindicar verbalmente cada que tiene oportunidad.
La segunda, al parecer ignorada por una oposición incapaz de hacerle frente a su discurso, pitorreándose también de quien se divierte todos los días haciéndole bullying a los que considera sus adversarios y hasta se da el lujo de llamarlos traidores a la patria y de echarlos a los perros, a la voz de ¡tengan para que aprendan!
La oposición, la prensa libre y algunos intelectuales enfurecen ante el sadismo de su buleador sin encontrar la manera hasta ahora de hacer efectivo el principio de “el que se lleva se aguanta” y “el que ríe al último, ríe mejor”.
Mientras tanto, el presidente de los pobres y enemigo de quienes todavía no lo son, despliega tremendo catálogo de calificativos y apodos con los que estigmatiza, ridiculiza, sataniza y denigra a cualquiera que se atreva a no pensar como él o simplemente a pensar, a secas.
Lo que deberían de hacer quienes ya están unidos por el desprecio y la denostación presidencial es unirse también en un discurso audaz que venga a contrarrestar la maliciosa narrativa de su agresor y sorprenderlo con unos buenos “tú lo serás”, que lo destanteen mientras el respetable ríe y aplaude; en lugar de indignarse y lamentarse semanas enteras, haciéndole el caldo gordo a tan dicharachero personaje.
De tarea:
Para los partidos políticos, la tarea de aquí al 2024 es ganar siquiera dos de seis gubernaturas el próximo 5 de junio; mantenerse juntos en 2023, cuando se juegan Coahuila y Edomex, que son la antesala de la elección presidencial, y en tratar de sumar a Movimiento Ciudadano o de una vez desenmascararlo como colaboracionista del actual régimen.
En caso de lograr un verdadero y completo frente opositor, el siguiente paso es someterse a elecciones primarias, donde las y los ciudadanos elijan a quien quieran como candidato a la presidencia y a quienes nos representen en ambas cámaras y, finalmente, construir entre todos el primer gobierno de coalición en México.
Morena y sus aliados, por su parte, llegarán más fortalecidos de lo que parece, gobernando al menos 22 de las 32 entidades federativas. Lo único que les falta es una candidata o un candidato que emocione, entusiasme e inspire a los millones que todavía hoy se entregan incondicionalmente a su líder y enamorarlos como no lo hacen Marcelo ni Claudia. Aunque tampoco es que la oposición tenga mucha tela de dónde cortar. En eso se parecen Alito y Anaya a la Sheinbaum y Ebrard, ninguno de ellos despierta la emoción que en su momento provocaron Fox, López Obrador y hasta Peña y Calderón; del sexo opuesto Enrique y de Margarita, Felipe.
Marco Sifuentes