Haz que otros jueguen con las cartas que repartes”. Robert Greene, el autor de Las 48 Leyes del Poder, aconseja: “Dale a la gente opciones, pero asegúrate de que siempre elija lo mejor para ti. Haz que tus víctimas sientan que tienen el control, pero en realidad son tus marionetas”.
Esta lección me recuerda a aquella columna llamada “Acuarelas Políticas”, de don Adolfo Christlieb Ibarrola, publicada en el diario Excélsior de los años 60’s y, en especial, en una entrega titulada “Los Caperuzos”, a la que creo haberme referido ya en alguna ocasión, sin embargo, ahora la retomo en el sentido de esta sentencia “greeneana”, pues en dicha acuarela, el autor se ocupa de la escena en la que el señor Lobo Feroz se empeña en tratar de engañar, sin mucho esfuerzo por cierto, a la ingenua Caperucita, justificando el porqué de sus grandes ojos, largas orejas y semejante narizota. “Para verte mejor, para escucharte mejor, para olerte mejor”.
Christlieb se preguntaba y cuestionaba a sus lectores sobre si realmente creyeron algún día que la niña de la caperuza roja era tan estúpida como para no reconocer a su pobre y dulce abuela y, peor aún, atreverse a confundirla con tan horrenda, asquerosa y mentirosa bestia, o si más bien, lo que disfrutaba la mocosa de marras era una cierta perversión al pretenderse falsamente engañada, mientras, mentira tras mentira de su inminente victimario, la adrenalina del peligro de muerte recorría sus venas y erizaba cada milímetro de su piel.
Christlieb, sus lectores, ustedes los míos y yo, todas y todos sabemos y siempre hemos sabido que ese adefesio postrado en la cama no era la abuela sino el maldito depredador que anduvo acechando a la niña durante el día a lo largo del bosque en su camino a casa de la abuela, a la que se fagocitó de un bocado para luego intentar hacer lo mismo con la nieta y con ello completar su dieta.
En fin, todo este cuento, lo trae a colación Adolfo Christlieb solo para comparar a la oposición de aquellos años con la víctima del lobo y a este con el PRI-Gobierno de aquel entonces, este, voraz y despiadado jugando a la democracia y aquella, taruga, siguiéndole el juego solo para ver hasta dónde es capaz a de llegar.
Pues bien, así jugaba sus cartas el sistema en aquellos tiempos y así más o menos las juega el nuevo régimen, controlando la trama, el texto y el sub texto, mientras que la oposición apenas atina a seguirle la corriente esperando ver a qué hora le tira la mordida y se la traga definitivamente.
Lo bueno de la fábula original es que al final aparece un noble leñador que le rompe el hocico al lobo, le abre la panza y le saca a la anciana y a la pequeña. La pregunta es quién pensará la oposición actual que habrá de sacarla de las tripas de la Cuarta Transformación, mientras que ella se divierte y excita al pensar hasta dónde llegará el lobo. Es difícil de creer, creo que nunca lo podremos saber.
¿Lobo estás ahí, a través de tu persiana americana?
De tarea: Esta semana saldrá humo blanco en Durango, anunciando al retador del PRI y el PAN contra Morena por la gubernatura de ese estado. ¿Será Villegas?
Marco Sifuentes
