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El sistema político alemán es federal y está organizado como una democracia parlamentaria, porque el jefe de gobierno, es decir, el canciller, es elegido directamente por el parlamento, el Bundestag, órgano supremo de la República Federal de Alemania, comparable a la Cámara de Diputados en México. Sus miembros son los representantes del pueblo alemán, discuten y aprueban las leyes federales, controlan el trabajo del gobierno, solo son responsables ante su electorado y se eligen cada cuatro años. Es el sucesor histórico del anterior Reichstag.

A diferencia de las democracias presidenciales, el canciller tiene solo funciones representativas, determina las pautas de la política nacional y exterior, propone a los ministros federales. Aunque no tiene derechos de veto ni puede ocupar cargos gubernamentales clave, sí puede negarse a firmar leyes si tiene dudas sobre su constitucionalidad.

En cuanto a los partidos políticos, su formación se da en el seno de la sociedad, con el requisito de aprobación de los votantes. Estos colaboran en la formación de la voluntad del pueblo, su fundación es libre, la organización interna debe estar de acuerdo con los principios democráticos; están obligados a declarar sus transacciones de dinero, y cualquier partido que ponga en peligro a la República Federal Alemana se convierte en inconstitucional, por lo que pierde la financiación estatal, a través de una sentencia dictada por la Corte Constitucional Federal.

El derecho electoral alemán es general (derecho de voto para todas y todos los ciudadanos mayores de 18 años), igual (cada uno/a tiene la misma cantidad de votos), directo (efecto inmediato), libre (libertad de voto) y secreto (nadie puede tener como objetivo comprometer el voto de las personas). Entre las causas más comunes de abstención por parte de los alemanes, se encuentran: que ningún partido representa sus intereses, los candidatos a canciller no son muy atractivos, no alcanzar a votar por cuestiones de tiempo y, la más común en muchos países, el no interés en la política. También se da el fenómeno político del “hoyo de representación”, cuando existe la falta de un partido/representante para una parte del pueblo que no se siente identificada. Es el caso de la Alternativa para Alemania, un partido político alemán de ideología nacional-conservadora, que se sitúa entre la derecha y la ultraderecha, que empieza a ser visto como opción por unos y como amenaza por muchos otros.

Mucho de esto tiene su origen en las medidas que trajo la fallida República de Weimar. Entre ellas se encuentra el debilitamiento del presidente, el reforzamiento del gobierno, la garantía de eternidad de los derechos básicos, el debilitamiento de mayorías destructivas, una democracia capaz de defenderse, ningún elemento directo de democracia a nivel de estados (estado como Jalisco o Bayern/Baviera) y claro, la protección de los derechos humanos.

De tarea

Este fin de semana concluyen las precampañas en Coahuila y Edomex. En el primero, el PRI y sus aliados confirman su ventaja sobre Morena; en el segundo aún no hay claridad.

Por cierto, Ánuar Sifuentes Name, estudiante de física en la Universidad Técnica de Darmstadt, me ayudó a escribir esta columna tan buena como una salchicha Fráncfort.

Marco Sifuentes
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