Política

48 Lecciones sobre elecciones

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  • Marco Sifuentes

“Haz que la gente vaya hacia ti”, es lo que recomienda la octava ley de Greene y lo que mejor supo hacer Barack Obama, quien dicta cátedra al respecto en su autobiográfica “Una tierra prometida”, donde nos cuenta su paso por Harvard, su trabajo comunitario en los barrios de Chicago, su arribo casi fortuito al senado de Illinois y su impresionante despegue rumbo a la presidencia de los Estados Unidos de Norte América, a partir de su llegada como senador de la República al Capitolio, donde llevaba menos de dos años ejerciendo como novato, cuando varios de sus compañeros, entre ellos el veterano Ted Kennedy, lo alentaron a tomar la alternativa.

Así se lo sugirió el miembro de la familia política con mayor prestigio en la historia moderna del país más poderoso del mundo: “He oído rumores de que vas a presentar tu candidatura a la presidencia”

-Le dije que era poco probable, pero que aún así quería su consejo.

-alguien dijo aquello de que hay cien senadores que cuando se miran en el espejo ven al presidente -Teddy se rio entre dientes-.

Luego se preguntan: ¿Tengo lo que hace falta?. Le pasó a Jack, A Bobby y, a mí también, hace mucho. Las cosas no salieron como había planeado, pero funcionaron a su manera, supongo…

Se perdió en sus pensamientos. Observándole me preguntaba cómo había tomado la medida de su propia vida y la de sus hermanos, el terrible precio que habían tenido que pagar todos ellos por seguir sus sueños. Pero de pronto estaba de vuelta, con sus profundos ojos azules clavados en los míos, de lleno en el asunto.

-No intervendré de inmediato- -dijo Teddy-, tengo demasiados amigos, pero te diré una cosa, Barack: El poder de inspirar a la gente no es algo frecuente. Y tampoco estos tiempos lo son.

Tal vez pienses que no estás preparado, que lo harás cuando llegue un momento más apropiado, pero no eres tú el que elige el momento. Es el momento el que te elige a ti. O bien aprovechas la que puede ser tu única oportunidad, o decides si estás dispuesto a vivir el resto de tu vida con la conciencia de que ya ha pasado.

El momento te elige, el equipo, el partido, los simpatizantes y los electores, también.

Esta historia no es exclusiva del presidente estadounidense más popular, singular y emblemático, tal vez de toda la historia, es una constante en muchos actores políticos que han sabido aprovechar y exponenciar las oportunidades que solo se presentan una vez en la vida.

Pues, como dice uno de los personajes de Aguilar Camín, en su novela histórica la Conspiración del poder, “para ser presidente de México, (o de cualquier parte del mundo) tuvieron que haberse alineado todos los astros... por eso, el presidente no le debe nada a nadie”.

Aunque, de alguna manera, le hayan hecho el trabajo, agregaría yo.

La capacidad para elegir, integrar y dirigir un equipo profesional; escuchar y activar a los aliados y así construir una candidatura exitosa y un mejor proyecto de gobierno es la clave para asegurarse la victoria y un buen lugar en la historia del pueblo, país o lugar del que se trate. He aquí una buena lección.


Por Marco Sifuentes


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