El candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, amenazó constantemente y durante varios meses con echar abajo la reforma energética. Con el paso del tiempo y la proximidad del proceso electoral, sus más cercanos asesores, Alfonso Romo y José Luis Beato, han dicho lo contrario y aseguran que lo que se hará es renegociar algunas partes e introducir cambios.
O sea que candidato y asesores juegan el papel de la Chimoltrufia, porque como dicen una cosa dicen otra. Por eso vale la pena revisar si realmente podría o no dar reversa a la reforma energética.
En primer lugar hay que decir que la reforma energética fue aprobada por las dos terceras partes del Congreso y para revertirla se requeriría también de las dos terceras partes del propio Congreso. O sea que dar marcha atrás a la reforma, aunque no es imposible, sí resultaría muy difícil de lograrse.
Por otra parte, con la propia reforma energética se han constituido y agregado a otros existentes, distintos órganos reguladores del sector, cuyas resoluciones o normas no pueden ser suspendidas por los jueces federales, de acuerdo con la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; con lo cual implícitamente se ancla la constitucionalidad de la reforma energética.
Por si fuera poco, la reforma energética ya es una realidad. Es decir, de acuerdo con información de la Comisión Reguladora de Energía, que preside Guillermo García Alcocer, ya se tienen inversiones estimadas por 257 mil millones de dólares. Y en registro hay más de 100 mil millones de dólares comprometidos para este 2017 en proyectos de hidrocarburos, gas y electricidad.
Actualmente ya operan en México 133 compañías de 19 países que han obtenido contratos para el desarrollo de distintos proyectos del sector energético.
La apertura energética avanza en todos los órdenes: petróleo, electricidad, gas, expendios de gasolina, etcétera.
Se construyen gasoductos, instalaciones eléctricas, gasolineras e infraestructura en general. Incluso el transporte de combustible por ferrocarril registra inversiones por mil 500 millones de dólares. Y hasta el almacenamiento y distribución de gasolina espera una inversión de 754 millones de dólares.
De enero a octubre de este año 18 empresas privadas han importado gasolina. Además, 46 compañías y una persona física han traído diésel.
Si se duplica el número de gasolineras se registrará una inversión por 12 mil millones de dólares, a razón de un millón por unidad.
Las inversiones en toda la cadena de valor del sector energético son multimillonarias y son una realidad aplastante que difícilmente podría echarse para atrás.
Y si no, al tiempo.
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