El presidente Enrique Peña Nieto fue recibido ayer con un largo y cálido aplauso al llegar al salón de Los Pinos en el que se hizo público el posicionamiento del gobierno de México en materia de política exterior.
Sin lugar a dudas, el aplauso fue brindado como un mensaje de unidad y apoyo en torno a la figura presidencial ante el inminente inicio de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y frente a las virulentas amenazas del presidente de EU, Donald Trump, contra México.
Aplaudieron espontáneamente dirigentes empresariales, sindicales y legislativos, secretarios de estado y representantes de distintos sectores de la sociedad. Se respiraba un ambiente de unidad, a pesar de la diversidad de las representaciones. El jefe del Ejecutivo todavía no se pronunciaba.
Poco más tarde, Peña Nieto resumiría la posición de su gobierno en una frase corta y contundente: ni confrontación ni sumisión; la solución es el diálogo con Trump.
Trump ha acusado a México de robarle a ese país empleos, empresas e inversiones y ha asegurado que México se ha beneficiado más del TLC que EU.
En sus discurso de toma de posesión, Trump dibujó un país que solo él imagina: con fábricas cerradas, desempleo y empobrecimiento general, y advirtió que había llegado el momento de dar fin a esa carnicería y que, a partir de ahora, primero serán los estadunidenses.
Sin mencionar a México directamente, lo hizo implícitamente y amplió el abanico de sus acusaciones hacia el resto del mundo, al mismo tiempo de que enarboló la bandera del proteccionismo como su principal causa para hacer de EU el más próspero del mundo.
Para el domingo (antier), Trump suavizó su lenguaje y se refirió al gobierno mexicano como fantástico y a Enrique Peña Nieto lo calificó de maravilloso.
Ayer lunes, Trump firmó el decreto para abandonar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, conocido por sus siglas en inglés TPP.
O sea que a pesar de su aparente amabilidad de las últimas horas, su objetivo central será el cambio de modelo del libre comercio para avanzar hacia el proteccionismo y nacionalismo. No hay duda.
Trump presiona con el petate del naftxit. El gobierno de México sabe de la importancia del TLC para ambos países, y le apuesta al libre comercio con y sin EU.
México se apresta a la diversificación y busca afrontar la negociación con inteligencia, sin vísceras. Al tiempo.
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