Al otorgarle el fallo el Tribunal Electoral Federal (TEPJF) como nuevo dirigente de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar además de ceñirse la corona del partido de López Obrador, deja fuera de la contienda a Yeidckol Polevnsky, quien pese a todas las artimañas que impuso al interior morenista, ya no es más la preferida de esas mayorías.
Y es que Citlalli Ibáñez (su nombre verdadero) no pudo con los embates de un viejo lobo de mar como el otrora dirigente del popular El Barzón, que arrancó de las garras de los voraces banqueros a finales de la década de los 90’s, miles de casas-habitación que recuperaron muchas familias de escasos recursos, gracias a su denodada lucha por largos años.
Con la derrota de la Polevnsky, en varios estados de la República resurgirán movimientos para impulsar al interior de los Congresos locales a militantes olvidados y que fueron ninguneados en la llamada Cuarta Transformación, que en honor a la verdad no han encontrado a su guía, a los líderes que antaño defendían hasta la desafiliación.
Tras conocerse la sentencia del TEPJF, el miércoles por la tarde, las reacciones en varios estados de la República no se hicieron esperar. Surgieron las voces discordantes: las que estaban en favor de la protegida de López Obrador y los que le apostaron al cambio con el zacatecano.
A partir del anuncio oficial de que era reconocido como líder único Ramírez Cuéllar, en auténticas fiestas populares se convirtieron las afueras de Congresos estatales que sesionaban en esos momentos, luego del anuncio del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
En muchos rostros afiliados a Morena, pudieron observarse la derrota de la que era vista como una auténtica verdugo de diversos grupos, que incluso fueron marginados por los aliados de la ahora ex líder morenista.
Sin duda, por sus reacciones, los perdedores de ayer-la mayoría seguidores de Polevnsky- no se quedarán cruzados de brazos y comenzarán a repartir candela en esa escena, en la pérdida del poder, del privilegio que disfrutan muchos morenistas, y porque pretenderá y es probable que busquen la revancha de quienes aspiran a las presidencias municipales y a las diputaciones federales del 2021.
Y luego del inicio de la nueva dirigencia, Ramírez Cuéllar deberá de revisar a fondo en los cuatro meses que estará al frente del Movimiento de Regeneración Nacional, a los grupos que en varias entidades del país le han hecho daño a ese instituto político, que por momentos pareció resquebrajarse y terminar con el futuro halagüeño que le había impuesto el propio López Obrador.
Ahora lo vital del desarrollo de Morena, al futuro inmediato, será el observar cómo restañarán las heridas causadas por tanta envidia que destiló por todos los ámbitos partidistas, porque lo único que tuvieron casi seguro, y demostraron, fue el poder por el poder sin importar al precio que fuera.
Y de persistir esa actitud, sin ser sabio ni agorero del mal, el fracaso estrepitoso del partido en el poder será inminente. Y ello, con conocimiento de la forma en que se comporta el nuevo líder, sin duda lo que evitará a partir de hoy es que persista la división de los que no desean la recomposición morenista.
