Sin falsos protagonismos ni excesos publicitarios, Enrique Luis Graue protestó como rector de la UNAM por segundo periodo consecutivo, luego de un trabajo efectivo en pro de la comunidad universitaria, como quedó de manifiesto en sus primeros cuatro años al frente de la máxima Casa de Estudios.
Y es que de verdad, el médico cirujano con estudios científicos en oftalmología, desempeñó una encomiable labor en la Universidad Nacional Autónoma de México en su primer periodo, en donde dejó constancia de su entrega y profesionalismo, no obstante que en su administración, grupos de choque ajenos a la UNAM, le apostaron a la desestabilización de la institución.
Empero, sus constantes llamados al orden y a la reflexión fueron atendidos por los miles de estudiantes, que no sucumbieron ante la arenga fácil al desconcierto y a la desobediencia como prenda de cambio de “porros” y provocadores, que se han infiltrado y rondado por largas décadas en el campus universitario.
Graue Wiechers ha demostrado aplomo en los momentos cruciales de la UNAM, que ha sido a través de los años, manjar predilecto de ex presidentes de México, quienes en sus momentos de mayor manejo de los hilos políticos de la nación, buscaron a través de grupos de golpeadores y delincuentes, revueltas que le causaran estragos al alma mater de muchos millones de mexicanos.
Varios de los ex rectores fueron desfondados por esas luchas artificiales que les sembraron los enemigos de sus gobiernos, por esa tan cuestionada autonomía y libertad de cátedra, -defendidas a ultranza por los propios rectores- que al través de los años le han otorgado a la UNAM un reconocimiento en el ámbito estudiantil universal.
Y hay que elevar la voz para reconocer entre otros logros que durante su primer periodo de Enrique Graue al frente de la institución, consolidó un sustancial avance académico y de prestigio para la Universidad Nacional que del sitio 175 del QS University Ranking en el que estaba clasificada en 2015, la llevó al 103 durante el presente año.
La UNAM está a sólo tres lugares de las 100 mejores instituciones de estudios superiores del universo; tarea que se ve fácil, pero que ha costado mucho esfuerzo de académicos, investigadores y alumnado para ser clasificada en ese sitial de reconocimiento.
En su discurso de toma de protesta el martes pasado, el rector Graue aseveró que la UNAM persistirá en ser una institución de ejemplo y orgullo para los mexicanos que no solo han egresado de sus aulas, sino que han sido artífices de la planeación y el éxito del México moderno y contemporáneo que disfrutamos todos por igual.
Sentenció que la Universidad Nacional permanecerá sensata y al alba, pero no será ni conformista o indiferente ante los embates de quienes pretenden desestabilizarla o desacreditarla con luchas que van más allá del interés extra político.
Asimismo, Graue Wiechers enfrentará retos que irán más allá de la cátedra universitaria como las protestas que protagonizaron ultras y desestabilizadores de la UNAM, contra la violencia de género por lo que ordenó la creación de un órgano independiente que atienda la violencia de género.
La institución, esgrimió, eliminará cualquier tipo de violencia, en la que se incluya también el destierro del narcomenudeo de los planteles; los problemas de adicción, depresión, sobrepeso y salud del alumnado.
Y lo mejor, puntualizó, que la UNAM siga en expansión de sus campus en todo el país y consolide el prestigio académico que le ha caracterizado desde hace ya muchas décadas, así como el reconocimiento mundial de institución ejemplar en su cátedra y valor moral.