Este año será de un crecimiento más moderado para la economía mexicana; el año pasado crecimos, en términos reales, 3.2 por ciento y este año parece que solo lo haremos entre 2.2 y 2.4 por ciento. Lo anterior es producto de factores internos y externos: en lo local, se está sintiendo desde octubre de 2023 que el consumo se está debilitando; el año pasado la fuerza inicial era el resultado de lo que no se gastó en 2022 y se traspasó a 2023, pero esa fuerza inicial se empezó a hacer más lenta a partir del último trimestre. Además, la inversión privada que se incrementó bastante en el primer trimestre en el ramo de la construcción en naves industriales también declinó.
Asimismo, es necesario señalar que las altas tasas de interés ya están afectando la actividad económica. Cuando el dinero está caro, la economía lo padece, y las tasas de interés locales realmente están muy altas; con los intereses de referencia a 11 por ciento, las tasas a las que prestan los bancos se convierten en un problema para los que necesitan dinero.
El capital de trabajo y el costo de mantener inventarios con tasas tan altas resultan en factores que inhiben la actividad económica; además, un tipo de cambio tan fuerte —como resultado de las altas tasas reales de interés— lastima a los principales motores de la economía, que son el sector exportador y el turismo; igualmente, un peso tan fuerte ha disminuido en dos años, los ingresos de los beneficiarios de las remeses ahora venden sus dólares más baratos que hace dos años.
Otro problema que se tendrá que enfrentar este 2024 son finanzas públicas presionadas por un déficit fiscal programado de 5.9 por ciento, mucho más alto que en ejercicios anteriores; de igual manera, el costo del servicio de la deuda se ha incrementado en forma dramática por los altos intereses, tanto en dólares como en pesos. Para que se dé cuenta el lector, el costo del servicio de la deuda en esta administración se incrementará en 85 por ciento en este periodo, es decir, de pagar 666 mil millones de pesos en 2019, en 2024 aumentará a 1.2 billones de pesos (en castellano), o sea 1.2 millones de millones.
También preocupa que Petróleos Mexicanos siga demandando recursos del gobierno federal, lo cual es una vergüenza. Pemex, con 100 mil empleados, 100 mil jubilados —en condiciones muy por arriba del promedio nacional— y una deuda de 112 mil millones de dólares, representa un problema; esta paraestatal hoy, después de habérsele inyectado miles de millones de dólares, produce menos barriles de petróleo que en 2019. Como dije antes, Pemex es una vergüenza nacional, es una empresa que se tiene que redimensionar para ser productiva de nuevo.
En resumen, el año se presenta difícil; es una lástima que se haya perdido, principalmente en este año, la disciplina financiera.