Negocios

La economía del país pierde impulso

Recientemente conocimos el PIB de la economía mexicana al primer trimestre de este año y el número resultante fue 2%, lo cual indica que estamos creciendo bastante abajo en comparación al año pasado, donde fue de 3.2%; pero lo preocupante es, que nuestra economía se empezó a enfriar desde el último trimestre del año pasado.

Las razones son varias, yo creo que la más importante es la debilidad que mostró el consumo a partir de octubre, después de tener nueve meses con un magnífico crecimiento motivado porque el gasto –que no se llevó a cabo por la pandemia durante 2022– se ejerció con fuerza a partir de 2023; pero todo indica que, a partir del último trimestre, ese ímpetu se normalizó. 

Otra causa es que, igualmente, la inversión sorprendió por su crecimiento en el 2023, sobre todo en la parte de construcción y dentro de esta gran área en la construcción de plantas, al amparo de la corriente del nearshoring, lo cual fue muy bueno. 

De la misma manera este movimiento de capitales se moderó, pues, aunque el nearshoring sigue siendo una gran oportunidad, también está quedando claro que la falta de infraestructura para arropar esta prometedora actividad detuvo un poco la falta de inversión a partir de la escasez de centrales eléctricas en los lugares clave, así como la falta de agua para llevar a cabo muchos proyectos. No podemos dejar de señalar la inseguridad, misma que afecta a todo el territorio nacional y que es una limitante real para que florezcan nuevas inversiones. 

Además de lo anterior, no se puede ocultar que la inversión pública que está concentrada en los grandes proyectos presidenciales como el Tren Maya y la Refinería de dos Bocas, son proyectos de muy bajo impacto en el mediano y largo plazo por no tener la capacidad para ser altamente productivos, sobre todo después de la enorme inyección de dinero que recibieron. 

Tengo la impresión de que la tasa de interés de referencia que tenemos es demasiado alta, pues en términos reales ofrece a los inversionistas un rendimiento de más de 6.5%, lo cual la convierte en la tasa real más alta del mundo. En Estados Unidos no llega a 1%, por lo anterior, tenemos un peso demasiado fuerte que nos quita más de lo que nos deja.

Las altas tasas de interés hacen más difíciles los negocios, y el tipo de cambio tan fuerte afecta tanto a los exportadores como al turismo, que son motores de nuestra economía. Todo esto en conjunto, puede hacer que este año sólo crezcamos al 2.2% o 2.4%, cuando el año pasado lo hicimos a 3.2%. Si queremos incentivar el crecimiento, tendríamos que empezar a invertir en infraestructura para hacer del nearshoring una realidad en lugar de un sueño, así como implementar políticas públicas que alienten la inversión del sector privado que nuevamente se encuentra detenida por la incertidumbre en que vivimos. Es fundamental reforzar el estado de derecho y empezar a abatir los índices de inseguridad.


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Manuel Somoza
  • Manuel Somoza
  • Presidente de CI Estrategias por Somoza Musi. Ejecutivo con más de cuatro décadas de experiencia en el sector financiero. Es economista de la Universidad Anáhuac y tiene una maestría en Finanzas del Tec de Monterrey.
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