El miércoles por la noche tuve una reunión con amigos para ver una presentación que nos hizo México Evalúa, la cual me pareció muy reveladora e interesante; se trataron dos temas: corrupción y cómo se aplica el gasto del gobierno.
En el primer tema me quedó claro cómo no hay la suficiente voluntad política para empezar a resolver este asunto, es muy preocupante que en un año y medio no se haya podido nombrar al fiscal anticorrupción. Esa fiscalía, para que de verdad funcione, debe ser autónoma y no depender del fiscal
general de la República, que se nombrará en el futuro. Además deberá contar con presupuesto propio; esta conclusión no es de México Evalúa, es absolutamente personal.
Como analista económico, me atrevo a decir que la corrupción y la impunidad son las prácticas que más lesionan la economía y también a los mexicanos en temas que rebasan lo económico; son un cáncer que pudre el tejido social, y son la principal causa de la inseguridad que se vive.
El segundo tema no es menor, y es el referente al gasto del gobierno; la tesis aquí es que hay que aprender a gastar, haciéndolo con transparencia y rindiendo cuentas. Llevo mucho tiempo pidiendo y recomendando una reforma fiscal integral que le de mayores ingresos al gobierno, de tal manera que permita llevar a cabo proyectos muy necesarios que pueden ser de carácter social, así como también de infraestructura, y disminuir los niveles de endeudamiento. El “problema” de mi propuesta es que para qué queremos darle más dinero al gobierno si lo va a usar mal, como ha sido el caso en los últimos años, amén de que mucho del nuevo ingreso se podría fugar por la puerta de la corrupción. El miércoles me convencí de que antes de pedir una reforma fiscal de fondo, habría que ver en dónde se va a gastar y establecer mecanismos de fiscalización y rendición de cuentas (que no existen). Lo único cercano a racionalizar el gasto en esta administración fue cuando se nos dijo que en 2016 se buscaría tener un presupuesto base cero; no se logró, ¡ni siquiera hicieron el intento! Detener la corrupción y buscar mejorar las finanzas públicas serían dos caminos para tener un México mejor.
[email protected]
@CISomozaMusi
www.cism.mx