La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara es una maravilla. Miles y miles de personas desfilan cada año por los pasillos de una exposición que comenzó llenando medio recinto de Expo Guadalajara (a finales de los 90 me tocó atender el stand de Demos Editorial), y que ahora apenas logra contener en las mismas instalaciones a empresas editoriales de todo el mundo. El éxito en expositores, visitantes, y seguramente en ventas, es un hecho. Y la posibilidad de ver a personajes del mundo literario, y de conocer aunque sea un atisbo de otras culturas, es un plus.
La FIL es una empresa de la Universidad de Guadalajara. Está dentro del catálogo de entidades productivas de esa casa de estudios (son nueve en total), donde también aparecen el Centro Cultural Universitario, Proulex, los hoteles de la casa de estudios, el Club de la UdeG y el Auditorio Telmex.
El conflicto que viven la Universidad de Guadalajara, el gobierno estatal y el partido Movimiento Ciudadano provocó también un desencuentro con el tema de la FIL. De todos es sabida la marcha que organizaron emecistas y trabajadores estatales para exigir la salida de Raúl Padilla del patronato de la FIL, del cual el universitario es presidente; y el boicot naranja a la feria.
La polémica sobre la FIL y el papel de Padilla López fue retomado por muchos, e ignorada por otro tanto, pero generó declaraciones con frases como “la FIL es de todos”. Románticamente la FIL es de todos. Pero en los hechos, en la parte administrativa, los 35 años de la FIL están en el haber de la Universidad de Guadalajara. Y sí: pensar en la FIL es pensar también en Raúl Padilla. Pero la FIL deberá vivir por lo menos otros 35 años, o muchos más de ser posible. Y obligadamente habrá un cambio generacional en su gestión y administración.
La mayoría de edad de la estructura de la feria es un garante de su continuidad. Sus operadores directos son expertos en el tema, y en ellos hay la confianza para que año con año la FIL se supere. Lo importante será que en los años por venir haya también una transición ordenada y sin sobresaltos en las cabezas de la feria, para que la FIL Guadalajara, esa maravilla, siga siendo de todos, bajo una estructura sólida y apolítica.
Manuel BaezaTwitter: @baezamanuel