Lo están logrando. A fuerza de cuestionar una y otra vez a sus adversarios, de señalar una y otra vez a sus enemigos, ahora todos los debates en redes sociales tienen que ver con la posición social de los opositores al gobierno, del color de su piel y de su nivel de estudios. Y todos hemos caído en la trampa.
Expresiones como Fifí, Whitexican, Chairo y Clasemediero son cosa de todos los días, a todas horas, en redes sociales de todo tipo. Hemos encontrado en los adjetivos la manera de confrontarnos, y hemos dejado de lado los números, las evidencias, y los resultados para confrontar ideas.
Los adjetivos son usados como arietes para derribar la puerta del contrario, como en antaño se derribaban portones de castillo. Una vez que el portón cede, todos los insultos y descalificaciones van y vienen sin problemas, dejando tras de sí un camino de destrucción.
Esa política de descalificación no es producto del azar. Todos los días se revisan desde el poder los temas a tratar en las conferencias matutinas, y todos los días se lanzan epítetos en contra de quienes no están a favor del actual gobierno. “Con todo respeto” y “con honrosas excepciones”, que nunca se mencionan, se lanzan al aire, y en cadena nacional, palabras hirientes hacia los contrarios, mismas que terminan siendo repetidas en diferentes foros.
Insisto en que la estrategia es evitar los debates, y sustituirlos con sesiones de descalificación sin matices. O se está, o no se está. Nada de puntos intermedios. Esa táctica se viene utilizando desde hace dos sexenios. Contra Felipe Calderón se lanzó el mantra de la guerra inútil, se le calificó de borracho, y se le adjudicó el mote de Fecal. Contra Enrique Peña Nieto se utilizaron frases como “la mal llamada reforma educativa”, y un machacón “Fue el Estado” para evidenciar el tema de los desaparecidos en Guerrero. Toda una estrategia, pues.
Hoy, ya en el poder, el grupo gobernante sigue utilizando frases y palabras para atacar al rival. Incluso, se cuestiona el papel de la oposición por no estar del lado de la 4T, y se le intenta reducir todo el tiempo con el argumento de que en realidad no existe.
Hemos caído en la trampa. Todo son ahora ataques verbales, y no discusiones serias. ¿No me cree? La evidencia está ante sus ojos.
Manuel Baeza
Twitter: @baezamanuel