La presentación de la Guía Ética para la Transformación de México me dejó más insatisfacciones que complacencias. Sobre todo porque no estoy seguro de que sea tarea del Estado dictar las normas morales de un país, pero también porque me suena más a un acto de propaganda, que a una verdadera intención de transformar a México.
¿De veras es tarea del gobierno federal redactar un documento como el presentado ayer en Palacio Nacional? Me parece que el país tiene muchas otras prioridades que gastar dinero público en documentos que difícilmente tendrán efecto sobre nuestra vida diaria. Ya el año pasado se repartieron 10 millones de ejemplares de la Cartilla Moral, aquel documento escrito por Alfonso Reyes en 1944, texto rescatado por Andrés Manuel López Obrador porque “debemos fortalecer los valores”, y cuya repartición fue asumida por una buena parte de las iglesias evangélicas del país. Y aquí me vienen un par de preguntas más: ¿recibió ya su copia de la Cartilla Moral? y si acaso ya tiene su copia pagada por el gobierno federal, ¿la leyó? yo nunca recibí una, tengo que decirlo.
Ahora se anuncia este nuevo documento, pero no retomando un clásico, sino creando uno a varias manos, todas ellas simpatizantes de Morena. Porque los redactores de la Guía Ética... son mujeres y hombres muy cercanos al Presidente de México.
En el grupo creador de la Guía Ética... está Verónica Velasco, periodista y parte de la empresa Argos, quien es esposa de Epigmenio Ibarra, uno de los principales guías ideológicos de AMLO. También está Jesús Ramírez Cuevas, responsable de la comunicación del Presidente. Y Pedro Miguel Arce, el escritor que presume ser amigo del inquilino de Palacio Nacional. La senadora morenista Margarita Valdés. El economista Enrique Galván. Y José Agustín Ortiz Pinchetti, amigo y colaborador del Presidente desde hace muchos años.
¿Por qué ellos? ¿Por qué no un comité interdisciplinario y de diferentes cortes ideológicos? Se amparan diciendo que el texto surge de foros realizados en todo el país, aunque no hay muchos más datos. El trabajo ya está. Los libros se imprimirán y distribuirán. ¿Cambiarán algo? No lo creo.
Twitter: @baezamanuel