La comida que compartieron Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro en el restaurante Corazón de Alcachofa el martes pasado tuvo importantes testigos a muy corta distancia: la mesa de al lado.
Y es que mientras AMLO y Alfaro conversaban, acompañados de Esteban Garaiz y Enrique Ibarra, a unos metros de distancia estaban César Yáñez Centeno (tal vez el político más allegado a López Obrador en este momento) y el médico Carlos Lomelí, quien está enfilado a convertirse en el coordinador de delegados federales en Jalisco, una vez que AMLO tome posesión.
Originalmente Yáñez y Lomelí estaban contemplados para sentarse a la misma mesa del presidente y el gobernador electos, pero el excandidato de Morena a gobernador de Jalisco prefirió acomodarse en una mesa contigua para dejar que el presidente electo y Enrique Alfaro pudieran conversar “en corto”. Una cortesía del médico y empresario, dijo uno de los que estuvieron presentes en el restaurante.
Así, César Yáñez y Carlos Lomelí mantuvieron una prudente distancia de la conversación que sostuvieron los próximos gobernantes. El gesto fue de fina diplomacia, pues sería la primera vez que AMLO y Alfaro se sentarían juntos en un acto no oficial o protocolario. Mucho se habrá dicho, y se habrá quedado pendiente.
Lo cierto es que terminada la comida, cuando AMLO se disponía a salir para acudir al mitin que tuvo en avenida México, Enrique Alfaro se dirigió a Carlos Lomelí para comprometer un encuentro en los próximos días. “Te busco la próxima semana”, dijo el gobernador electo a quien fue su rival en la elección local.
El banquillo
Cese.- El gobernador Aristóteles Sandoval volvió a cesar funcionarios por el tema de los tráilers refigerados con cuerpos adentro. Anoche le tocó turno al fiscal general del estado, Raúl Sánchez, quien tuvo que suspender sus vacaciones (al parecer estaba en Las Vegas) para intentar componer aunque fuera algo de desaguisado internacional que avergüenza a Jalisco.
No llegué.- ¡Ocurrió! Anoche el presidente electo Andrés Manuel López Obrador sufrió las tribulaciones de cualquier pasajero de un avión comercial: su aeronave no despegó a tiempo del aeropuerto de Huatulco, y se vio obligado a esperar horas antes de reanudar su viaje de regreso a la Ciudad de México. Primero AMLO tuvo tiempo de conversar largo y tendido con periodistas y reporteros a bordo de la aeronave. Luego, cuando todos bajaron, se tuvo que instalar en una mesa junto con sus acompañantes para poner a prueba su paciencia. No supe a qué hora pudo viajar, pero sí me quedó claro lo que dijo a reporteros a bordo del avión: que no usará la aeronave presidencial, pese a contratiempos como los de anoche. “Me daría vergüenza”, aseguró.
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