No será nada fácil para Claudia Sheinbaum y su equipo de trabajo. La presión que Donald Trump comenzó a meter a México desde el viernes en sus actos de campaña por la presidencia de Estados Unidos será constante y, lo peor de todo, muy severa.
Trump ha hecho siempre de los ataques su estrategia. Así como López Obrador machacó por años y años con la cantaleta de la Mafia del Poder, y de los fifís, así se mueve el empresario y político estadounidense. Una y otra vez Trump presumirá que dobló al gobierno de Andrés Manuel López Obrador con el tema de la barda humana en la frontera con Guatemala, y que impondrá aranceles a diestra y siniestra a los productos que huelan a chino.
El estadounidense no se tocará el corazón para hablar mal de México y los migrantes, a quienes acusará de todo lo posible, y de lo demás también. Asesinos, narcotraficantes, ladrones y más serán los calificativos para los nuestros.
Y lo peor de todo es que su discurso tendrá buena aceptación entre los seguidores de Trump, y de algunos más, pues aunque los migrantes se parten el alma y cuerpo trabajando allá, los irresponsables que matan roban y se dedican al narco terminan por echar abajo la imagen de los trabajadores mexicanos.
Y en el campo del narcotráfico, sobre todo lo referente al fentanilo, no habrá cómo defenderse. La mayoría de la droga que llega a Estados Unidos lo hace por la frontera mexicana, y allí no hay mucho qué discutir. No es secreto que el fentanilo y sus consecuencias serán la excusa para atacar también a las autoridades mexicanas bajo el argumento de ser permisivas, y que habrá amagos de mandar tropas de EU a México para atrapar a los señores de la droga.
Así que prepárese para vivir unos meses de intenso ataque mediático contra México de boca de Donald Trump y de James Vance, el candidato a vicepresidente, porque al igual que Claudia Sheinbaum y su equipo, el resto de los mexicanos no sentiremos lo duro, sino lo tupido hasta noviembre. Y si Trump gana, entonces serán cuatro años así.
El banquillo
Escribo mientras mis hijos ven La Casa del Dragón. Y por lo que escucho, es política, grillas e intrigas. Y dragones. Casi como ahora.