Un total de 27 duró la existencia del Cefereso 2 Occidente, mejor conocido como el penal federal de Puente Grande (o puerta grande, como se le rebautizó tras la fuga del Chapo Guzmán).
Fue en octubre de 1993 cuando dicho penal federal comenzó a operar de manera formal. El presidente de México era Carlos Salinas de Gortari, y el gobernador de Jalisco Carlos Rivera Aceves, quien suplía a Guillermo Cosío en el cargo.
Fue 1993 un año donde Gloria Stefan, Miguel Bosé y Alejandro Sanz sonaban fuerte en la radio, y los hoy desaparecidos Tecos de la UAG se coronaron campeones del futbol mexicano.
Fue calificado el Cefereso 2 como una especie de fortaleza; un sitio diseñado para evitar fugas. Pero la corrupción puede más que los ladrillos y las rejas, y del penal se escapó Joaquín El Chapo Guzmán, y con su fuga derrumbó el mito de la cárcel segura, y se construyó su propia fama de hombre a quien ninguna reja lo detiene.
Ayer en la madrugada se anunció el cierre del penal. No se dieron razones sobre la decisión, pero quienes saben del tema tienen su versión. Abogados y expertos en temas de seguridad refieren que la cárcel de Puente Grande comenzaba a pesar administrativamente. Hubo años en los que el inmueble está sobresaturado, pero poco a poco se comenzó a retirar a los presos a otros Ceferesos, y con ello el de Jalisco comenzó a ser subutilizado. El penal tenía prácticamente la mitad de los reclusos para la cual estaba diseñado, y que la instrucción era no recibir más internos.
Pero no fue sólo el dinero. El autogobierno siempre negado (aquí y en todas partes) era poderoso, y los conflictos internos se agudizaban. Sangrientos pleitos entre presos, corrupción entre custodios y personal, colmaban la paciencia de las autoridades federales. Y para colmo, un brote de virus al interior del Cefereso 2 impidió que se trasladara a más internos. Más problemas que beneficios, decidieron en el gobierno federal. Por eso se determinó cerrarlo.
Los reos serán llevados a otros sitios; los custodios que puedan cambiar de residencia se irán a otros lugares; los demás serán liquidados. Habrá un ahorro de dinero y se reducirán los conflictos. Y de la cárcel federal de Puente Grande sólo quedará la leyenda.
Twitter: @baezamanuel