siempre que termina un cuatrimestre se siente el mismo vacío, ese contrapunto de emociones entre una felicidad inmensa y la nostalgia de no volver a compartir las aulas con mis alumnos de universidad. Todos los ciclos se cumplen.
La línea de la vida avanza, y no queda más que adaptarnos. Bien dicen que: “lo único seguro que tenemos en esta vida son los cambios”. ¡Qué paradoja! El compartir conocimientos es una de las experiencias más significativas que he experimentado a lo largo de mi existencia, la labor del docente, las reflexiones, las herramientas de aprendizaje, el trabajo colectivo, la responsabilidad, la organización y la puntualidad.
Todo esto en conjunto nos regala la esencia de un profesionista, pues su estrategia laboral nace dentro de las aulas, el momento justo para demostrar sus capacidades y actitudes, pero también el momento para ayudarlo a reflexionar acerca de sus métodos.
Amo ser docente de preparatoria y universidad, de poder compartir momentos únicos que por la edad -aunque sea solo un instante- quedarán para siempre.
¿Qué debe de compartir un maestro? Sus experiencias, sus primeros aciertos pero sin omitir los errores y lo mejor: la forma en que pudo resolverlos.
La enseñanza de vida no tiene precio, se comparte y los alumnos lo agradecen, se dan cuenta de la sinceridad y eso crea muchas conexiones que los ayudarán a saber desenvolverse en el futuro. Hoy más que nunca agradezco a la vida, a Dios, al universo o como quieran llamarle a ese momento en que nuestra vida cambia y todo cobra sentido.
Trabajar no debería ser un trabajo, sino un sentimiento que nos haga darnos cuenta de que todo ha valido la pena, que no importa el proceso -por más duro que haya sido- cuando al final te sientes que perteneces.
¿Qué vamos dejando a nuestro paso? ¿Cuál es nuestra misión en la vida? ¿Qué es lo que vamos a llevarnos? Si hay algo que la pandemia dejó fue precisamente esa incertidumbre, ese no saber si mañana estaremos; nadie sabe qué ocurrirá en el futuro, pero de lo que sí debemos de estar seguros es que debemos aprovechar el tiempo y definir a qué sueños le daremos prioridad.
Démosle nuestro tiempo a todo aquello que nos hace felices y, en el camino, ayudemos a los demás. _