Como si fuera la cuesta de enero, los primeros 15 días del mes de agosto se han vuelto difíciles, parecen intransitables para muchos padres de familia, ya que el regreso a clases, tanto a escuelas públicas como privadas, generan muchos gastos.
Se dice que en las instituciones de gobierno, los gastos no son tanto, pero en la práctica, los profesores o profesoras, piden a los papás que lleven determinados útiles escolares, además, tienen que comprarle a sus hijos zapatos, calcetines, uniformes y todos esos pequeños detalles que no pueden faltar.
Los padres de los niños o jóvenes que van a las escuelas privadas, saben que tienen que hacer muchos sacrificios para pagar las colegiaturas, las cuales como es de esperarse, año con año o mejor dicho, semestre con semestre aumentan.
Luego viene la larga lista de los útiles escolares, los cuales van desde libros, cuadernos, colores, juegos de geometría, lápices, sin olvidar una buena mochila, esa que aguante todo el peso de los mismos.
En algunas instituciones educativas, pese a las colegiaturas tan altas, todavía tienen el cinismo de pedir toallitas húmedas, papel sanitario, jabón y solamente falta que pidan escobas y trapeadores.
En estos días se pueden observar las papelerías y librerías muy visitadas y los padres, con su cara de angustia preguntando precios en unas y en otras, para ver si les va a alcanzar el dinero que tenían guardado para los útiles escolares.
Algunos papás que tienen tres o más hijos, este mes de agosto se convierte en un verdadero vía crucis, por lo que al no contar con el dinero suficiente, tienen que empezar a empeñar la lavadora, el refrigerados o los aretes que a la mamá le regaló la abuela.
Son muchos gastos y eso parece no preocuparle al gobierno federal, el cual como los cangrejos, en lugar de apoyar a la economía de los padres de familia, va para atrás y los ha dejado fuera de diferentes programas.
Muchos papás, decidieron salir de vacaciones, llevar a sus hijos a pasear a alguna playa y ahora que regresan, están sufriendo y no les queda más remedio que pedir prestado a algún usurero, de esos que pululan por todos lados.
No cabe duda que llegó la cuesta de agosto.
