Desde hace muchos años se ha dicho que los castigos contra los homicidas, secuestradores, violadores y demás personas que cometen delitos graves, deben de endurecerse, deben de ser más fuertes, buscando que quienes piensen en cometerlo, entiendan a lo que se enfrentarán.
En algunas ocasiones se ha hablado hasta de la pena de muerte, castigo que no es aceptado en todo el territorio nacional, pero si se han aumentado los años que habrán de purgar los que cometan cualquier tipo de crimen.
También hace muchos años, mujeres han sido víctimas de la violencia, han perdido la vida a manos de sus mismas parejas o personas desconocidas, por lo que sus victimarios después de pasar unas condenas de pocos años en la prisión, salían de las mismas y volvían a las andadas.
Ahora, en estos tiempos los castigos que se aplican son más enérgicos, pero parece que también hay intereses entre algunos cuantos que tienen la ley en sus manos, que evitan que se cumplan, dejando en muchos casos en libertad a quienes cometen todo tipo de delitos.
Ahora, pareciera que la muerte de la pequeña Fátima marcó el destino de los feminicidios y en Coahuila, el gobernador Miguel Riquelme Solís presentó ante el Congreso del Estado, una iniciativa de ley para reformar el Código Penal, con la cual se incrementaría la pena hasta por 90 años en la entidad.
No cabe duda que una pena de esas sería ejemplar, por lo que aquellos que ejercen violencia intrafamiliar, aquellos que gustan de dañar a las mujeres o aquellos que las privan de la vida, tendrán que pensarla más de dos veces, ya que su castigo sería vivir el resto de sus días tras las rejas.
No cabe duda que la iniciativa es buena, pero también quienes dicten las penas deberán hacerlo teniendo todas las pruebas en la mano, para que no paguen al final justos por pecadores, algo muy recurrente en nuestro sistema penitenciario.
Ojalá que de aprobarse esta iniciativa de ley, ayude a inhibir los delitos contra las mujeres, además, para que los delincuentes piensen lo que van a hacer, ya que pasar 90 años encerrado se dice fácil, pero como se vive en las cárceles, es todo un martirio. Ya es tiempo de endurecer las penas, pero siempre con la justicia en la mano.
