La seguridad emocional es la base para construir una personalidad saludable. Una persona emocionalmente saludable es la que ha logrado tener sentido de pertenencia en el grupo familiar, en la escuela y en la comunidad.
Que ha logrado integrarse, la que siente que se le toma en consideración, que es valorada por su familia, sus pares y otros grupos en la comunidad; la que se experimenta segura y no tiene miedo de que otros le resten méritos o la traten de humillar.
Haber aprendido a amarse a uno mismo y también a los demás.
Si se comparte en forma sincera y llana, los sentimientos y acciones amables serán recíprocos.
Pero no siempre se actúa así. Muchas veces se sufre una serie de miedos que se desarrollaron como resultado de experiencias negativas que nos pudieron ocasionar inseguridad y miedo.
El miedo es un sentimiento inherente al ser humano. Esta ahí desde que nacemos hasta el mismísimo día de nuestra muerte.
Por ello, se antoja muy importante saber convivir con él y aceptar que siempre nos acompañará en cualquier decisión que tomemos, por pequeña que sea.
El miedo es un sentimiento sobre algo fantasioso que nos puede enfermar o causar pánico o llevarnos a una conducta de impotencia.
Todas las personas experimentamos miedo y reconocemos que no podemos funcionar cuando sentimos cierto grado de temor o espanto.
Una persona experimenta miedo no en el momento de algún incidente, sino antes o después, porque comienza a pensar y su percepción e imaginación van más allá de lo que pudo haber pasado o piensa que pasará.
El miedo implica la presunción de que se es incapaz de controlar una situación y no se puede hacer nada para remediar el problema. Por ello en la pandemia y sus consecuencias sufrimos alteraciones emocionales relacionadas con el miedo.
También se experimenta miedo de ser rechazado, traicionado, no valorado, no correspondido, humillado, de no ejecutar una tarea bien, a lo nuevo o desconocido. porque nos sentimos inseguros, por ello es necesario desarrollar el sentido de “interés social por los demás” que nos ayuda a fortalecer nuestra autoestima.
Los niños pequeños tienden a tener miedo a lo no familiar, a ruidos, a objetos y a personas ajenas a su núcleo familiar.
No importa la edad, la gente tiende a padecer más miedo en el presente que en el pasado y creen que en el futuro el temor se reducirá. Lo primero que podemos hacer es reconocer nuestros miedos, como un primer paso para sentirnos emocionalmente más sanos.
El miedo es también una forma de autoprotección ante cualquier situación de peligro, sobre todo cuando ponemos en riesgo nuestra integridad física.
No le tengamos miedo al miedo.