Ciencia y Salud

Las mentiras

  • Para Reflexionar
  • Las mentiras
  • Luis Rey Delgado García

Sabemos qué es mentir porque hemos mentido alguna vez de niños. 

Pero al convertimos en padres, nos preocupa y asusta que nuestros hijos mientan. Buscamos evitar que la mentira se convierta en un hábito en ellos, nos violentamos cuando descubrimos que nuestro hijo nos miente.

Hay que diferenciar la mentira de la causa que la propició. 

Lo importante no es la mentira, sino la conducta -o sentimiento- que intenta ocultar esa mentira. 

Habrá que descubrir y precisar, las causas psicológicas que inclinan a la mentira.

Cada etapa del desarrollo tiene una mentira característica y una motivación asociada. 

Los niños pequeños (2 o 3 años) no siempre pueden distinguir la fantasía de la realidad, lo cual les impide diferenciar una mentira de una verdad. 

Disfrutan inventando historias y -en ellos- la mentira se debe más a un uso de su imaginación, que a una intención de ocultar una verdad.

Cumplidos los 5 o 6 años, ya entiende la diferencia entre realidad y fantasía. 

A esta edad comienza a ver que ciertas conductas decepcionan a sus padres y puede tener problemas lo que le lleva a mentir, como intento de evitar una desaprobación, o un castigo. 

Un niño de esta edad también recurre a la mentira, como modo de obtener mayor atención de parte de sus padres.

A los 7 u 8 años, incorporan la idea de "mentira piadosa", o mentira por compromiso. 

Aprenden a agradecer un regalo aunque no les guste, o a felicitar a alguien aunque no lo merezca. 

A esta edad aparecen las mentiras como mecanismo de defensa, ante las presiones respecto de su desempeño escolar, o de otra área de su vida.

En la adolescencia, la mentira se convierte en un recurso para proteger la intimidad. Necesitan más independencia y no desean contar los detalles de su vida. 

Si un padre hostiga a su hijo con detallados interrogatorios acerca de su vida social, académica, etc. se sentirá forzado a mentir para preservar su privacidad. 

En casos extremos, la mentira puede cobrar un significado preocupante: esconder una conducta inapropiada o peligrosa, como el consumo de drogas o alcohol, o el desarrollo de un desorden alimentario.

Aquellos padres que infieren que sus hijos son responsables de cosas malas que ocurren, les facilitan el mentir. 

Desde luego, la mejor forma de evitar que nuestros hijos mientan, es ser ejemplo de honestidad. Ningún niño nace mentiroso, así como ninguno miente a sus padres por diversión. 

Muchas veces, su falta de honestidad tiene que ver con una necesidad específica que enfrenta en una etapa de su desarrollo, o con un obstáculo que encuentra en su entorno familiar. 

Habrá que generar un ambiente de apertura, seguridad, donde se sientan libres de expresar sus sentimientos, contar sus experiencias y puedan resolver sus conflictos por medio de una comunicación sincera.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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